La hora de los cambios
Las rotaciones asoman en un Zaragoza que ofrece dudas tanto en el rendimiento de varios jugadores como en el dibujo utilizado
Ya lo advirtió Baraja en la rueda de prensa previa al partido ante el Málaga. Las rotaciones asoman en un Zaragoza en el que, hasta ahora, casi siempre han jugado los mismos. El técnico ha apostado hasta ahora por un equipo base en el que las variaciones han sido mínimas pero eso se acabó. El jueves, en Leganés, el Zaragoza será otro bien distinto o, al menos, todo apunta a que el once que saltará de inicio en Butarque mostrará numerosas caras nuevas que, en función de lo visto hasta ahora, se antojan necesarias.
Porque es evidente que hay cosas que no funcionan. Algunos futbolistas parecen poco compatibles con el 4-4-2 que Baraja considera innegociable. De hecho, los mejores momentos del Zaragoza han llegado cuando el dibujo se ha flexibilizado con la presencia de un mediapunta y sin la rigidez táctica impuesta por tres líneas demasiado marcadas. Tanto ante el Albacete como el pasado domingo frente al Málaga, el Zaragoza cambió a mejor con la entrada de efectivos desde el banquillo. Especialmente, con Bermejo, un jugador que aporta la imaginación que le falta a un once base en el que la lentitud y la previsibilidad son la nota predominante.
El madrileño, pues, debe ser una de las novedades en Leganés, donde el Zaragoza está obligado a cambiar para tener opciones de sumar. Si Baraja mantiene el sistema, el madrileño entraría por la derecha, donde Larrazabal ha rendido a un nivel muy bajo hasta ahora. No parece tener demasiado sentido la presencia del vasco en el extremo cuando Tejero es un lateral largo que necesita espacio para llegar con peligro. De hecho, da la sensación de que se estorban. Si el Zaragoza necesita un jugador que vaya de fuera hacia dentro, Bermejo parece el indicado.
Otro cambio obligado parece destinado al centro de la defensa, donde asoma Jair Amador. Hasta ahora, el aceptable rendimiento de la pareja formada por Atienza y Guitián en el centro de la zaga ha aplazado la puesta en escena del portugués, pero el mal partido de ambos ante el Málaga abre la puerta de par en par a Jair, a expensas de quién será su pareja.
También Chavarría volverá. Baraja, quizá llevado por la acumulación de minutos del catalán, le dejó fuera del equipo el pasado domingo y tardó en recurrir a él. Lo hizo a falta de diez minutos para el final, poco antes de que llegara el gol de Adrián que metía al Zaragoza en el partido. Chavarría había sido el mejor zaragocista en el inicio de la temporada y su suplencia fue un lastre para un equipo que, en estos momentos, no se puede permitir el lujo de prescindir de un jugador que aporta intensidad, velocidad y descaro, tres aspectos que no abundan en un Zaragoza plano. Quizá Zanimacchia, demasiado irregular, sea el perjudicado por el regreso del catalán.
La vuelta al once de Vuckic también se antoja segura después de que Baraja decidiera darle descanso de inicio frente al Málaga tras la sobrecarga de partidos con su selección. El esloveno será la referencia ofensiva del Zaragoza en Butarque y, previsiblemente, Toro Fernández será el damnificado. Narváez, indiscutible, parece rendir mejor en banda que arriba.
LA MEDULAR El eje de la medular también precisa cambios, aunque parece la zona con menos alternativas. El ínfimo nivel de Eguaras reclama otras opciones. Tampoco Ros ofrece el dinamismo necesario en una sala de máquinas reñida con el 4-4-2 por su falta de físico y de ayudas desde los costados y de los puntas. Nick y Zapater son las opciones hasta que James esté en condiciones, habida cuenta de que Baraja parece no contar con Francho Serrano, seguramente, el sustituto más natural para Iñigo Eguaras.
Y es en este punto donde surge la duda acerca de la conveniencia de variar también el sistema. Da la sensación de que el 4-4-2 fetiche de Baraja tiene poco recorrido con la actual composición del centro del campo. El dibujo pierde sentido sin dos mediocentros con un amplio despliegue y recorrido. Ros podría encajar, pero se antoja
difícil que Eguaras aguante sin, al menos, otro compañero más al lado de esas características. Lo era Nick, con el que Baraja buscaba ese equilibrio en la medular que también persiguió Víctor Fernández (siempre con 4-4-2 en defensa) la pasada campaña cuando James estaba en condiciones. El nigeriano y sobre todo Guti liberaban de trabajo defensivo a un Eguaras que ahora no va ni hacia adelante ni hacia atrás.
Si Eguaras sigue siendo fijo y el 4--4-2 también, se impone acompañar a los navarros con un interior más en lugar de uno de los dos extremos. La alternativa pasa por un 4-2-3-1 que el técnico vallisoletano ha utilizado hasta ahora solo en caso de emergencia y que aportaría un enlace entre el centro del campo y la delantera que reduciría el amplio espacio existente ahora entre ambas líneas y que, además, añadiría presencia en la medular, donde el Zaragoza sigue sin imponerse.
Es la hora de los cambios. Leganés alumbrará un equipo nuevo al menos en lo que a nombres se refiere. Falta saber la dimensión de esas variantes y si el 4-4-2 seguirá por sistema.
El equipo precisa de cambios en todas las líneas, pero el 4-4-2 parece innegociable