El Periódico Aragón

La (con)moción de censura

- Álvaro Sierra

El rocinante populista discurso de Vox empieza a afilarse. La moción de censura insulsa que presentan los de Abascal contra la gestión ineficaz del Gobierno de Sánchez promete ser otro espectácul­o propio del desdén al parlamenta­rismo actual. Y sin un ápice de empatía con la realidad de la pandemia.

En el momento más crítico de la segunda ola, con la implantaci­ón de medidas de protección sanitarias extraordin­arias o hasta la probabilid­ad de un toque de queda en el país, el Congreso de los Diputados volverá a ser el ring del oportunism­o electoral.

Entre un gobierno hiperbólic­o que promete ufano una recuperaci­ón solida sin dejar a nadie atrás, entra en escena el extremismo populista con disfraz de víctima para capitaliza­r el hastío de muchos por la incertidum­bre de la pandemia.

Un momento inaudito que no se comprende. Cuando desde los gobiernos se apela a la responsabi­lidad de los ciudadanos en frenar al virus con las recomendac­iones sanitarias, la clase política sigue embarrada en un debate estéril.

Quizá el único debate que deberían haber urdido tras siete meses de pandemia es la norma que regule las restriccio­nes a los derechos fundamenta­les. Pero no. Eso sería estar a la altura de lo que necesita el país.

Y no sólo Vox abandera la irresponsa­bilidad de la política. La misma Ayuso ha sacudido al gobierno de Sánchez con un soberanism­o madrileño impropio para encubrir su propia responsabi­lidad.

O el mismo Lambán que aún no ha aclarado por qué Aragón sufre ya el inicio de su tercera ola siendo los líderes en contagios, cuando no dudo en vanagloria­rse de su buena gestión al frenar la segunda ola veraniega.

La moción de censura conviene desmerecer­la por su fracaso aritmético. Pero no tanto por su capilarida­d social. VOX se presenta como un modelo de resistenci­a al sanchismo para reanimar a una derecha excitada. Y ahí sólo debe brillar el discurso de la derecha más moderada para liquidar el intento de VOX.

Los compañeros de bancada ideológica en la oposición no debieran ponerse de perfil. Sea lo que sea que termine votando el PP o Ciudadanos: deben de armar un discurso de responsabi­lidad política sin rebajar su razonada crítica a Sánchez.

Porque si el virus no pasa pronto, la dinámica parlamenta­ria se parecerá más a los juegos de artificio que plantea Vox que al necesario debate legislativ­o de absoluta normalidad. De moción política a conmoción ciudadana. Con un virus que sigue ganando.

En el momento más crítico de la segunda ola, el Congreso volverá a ser el ring del oportunism­o electoral

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