El Periódico Aragón

De 10 años de cárcel a una multa por desobedien­cia

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desobedien­cia. Laplana ya estaba acusada de sedición. Pese a las graves penas a la que se enfrentaba­n Puig y Soler, el nombre de ambos apareció muy residualme­nte a lo largo de las sesiones del juicio, que comenzaron en enero y acabaron en junio, tras una pausa obligada por el covid.

El protagonis­mo había sido de Trapero durante la instrucció­n y así continuó durante la vista oral, porque fue en quien se centró prácticame­nte toda la prueba desplegada por la fiscalía. Laplana, como los exresponsa­bles políticos de los Mossos, solo hizo acto de presencia al declarar en relación con su actuación el 20 de septiembre, cuando se desplazó al registro de Economía, pese a encontrars­e de baja médica.

Como hizo como testigo en el juicio del procés, se apoyó en varios puntos que han resultado clave en su absolución: que tenía preparado un plan para detener al entonces presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, si así le era ordenado; que envió sendas cartas al jefe de la fiscalía catalana y el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña para ponerse a su disposició­n, y que se enteraba de las decisiones del Govern a través de la televisión junto a sus compañeros de la prefectura, lo que dificultab­a considerar­le partícipe de los planes sediciosos de los condenados por el Supremo. que ha pedido al Tribunal Supremo que le investigue­n.

«¿Siente usted vergüenza de compartir su vida con un machista o va a seguir callada», preguntó Pedrosa a la ministra de Igualdad, algo que provocó la reacción de la presidenta de la Cámara, Pilar Llop, que la llamó a la cuestión por referirse a asuntos personales de Montero. La senadora del Grupo Popular insistió en esta cuestión tras la llamada al orden de Llop y volvió a interpelar «de mujer a mujer» a la ministra por si se siente «humillada» como compañera de trabajo por el vicepresid­ente.

Previament­e, la parlamenta­ria popular recordó que el juez García Castellón pide al Supremo que investigue a Iglesias por un episodio con posible agravante de género dentro del caso Dina. Así, reprochó a Montero que su ministerio realiza campañas de advertenci­a asegurando que prácticas como las que «ha cometido» el vicepresid­ente segundo constituye­n violencia de género. «¿Estas actitudes como las catalogarí­a usted, como violencia machista, digital o sexista?», preguntó Pedrosa.

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