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La Policía Nacional no solo detiene, también acompaña a víctimas y realiza el seguimiento en casos de xenofobia, homofobia, aporofobia, por ideología o religión
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El racismo, el antisemitismo, la homofobia o la aporofobia son algunas conductas que están en la calle y en las redes sociales que constituyen un delito de odio. En la última estadística hecha pública por el Ministerio del Interior se cifra en 37 personas las que sufrieron algún tipo de agresión por cuestión de raza, religión o ideología durante el 2019 en Aragón. Un número que no permite realizar una foto real, según la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, que considera que este tipo de hechos delictivos están infradenunciados en un 80%. La falta de confianza es el principal escollo y para intentar salvarlo la Jefatura Superior de Policía cuenta con un agente encargado de ello. Se trata del inspector Carlos Franco.
Lleva escasos tres meses en el puesto pero su experiencia en la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y en el Servicio de Atención al Ciudadano (SAC) le permiten dibujar cuáles son los problemas que a diario hay en la calle. Ahora también suma las redes sociales que, tal y como reconoce, «parece» que son la plataforma no podemos mirar para otro lado si existe algún problema que debe ser atendido por los servicios sociales. Abrimos una vía de comunicación», afirma este inspector, quien admite que «también toca en muchas ocasiones hacer de psicólogo cuando la víctima está pasando por un mal momento y nese la hacen saber a los más jóvenes a los que explican que sus comportamientos pueden tener consecuencias fatales en las víctimas pero también en ellos puesto que la justicia va a perseguirlos. «Observamos que saben mucho de nuevas tecnologías, pero que algunos no son maduros para emplearlas», lamenta el inspector, que muestra su preocupación porque las redes sociales son empleadas para el bullying y también para la corrupción de menores. «La explotación sexual también puede ocurrir online», afirma.
Para Franco la formación y la educación «es fundamental». «Aunque he hablado de inmadurez, sí que hemos observado que los estudiantes, por lo general, están concienciados con la diversidad y son defensores de ella», asevera. No obstante, se dan casos puntuales en los que han tenido que actuar como ocurrió con un joven con discapacidad que empleaba una silla de ruedas. Y es que un discurso de odio
La Unión Europea
«Hemos observado que