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Las restricciones de aforo impuestas por la pandemia han limitado los espacios en las salas de estudio y conseguir sitio es complicado Durante el fin de semana apenas hay un centenar de plazas
Periodo de exámenes. Madrugar, prepararse un termo de café, llenar la mochila o el bolso con apuntes y subrayadores y partir hacia la biblioteca. Llegar y tener que darse la vuelta porque no hay sitio a pesar de que son las ocho de la mañana. Enfadarse. Caer en la cuenta de que es el 2021 y que este año se parece mucho al anterior. La rutina de las jornadas de estudio de los universitarios aragoneses ya no son lo mismo desde que el covid apareció, y es que las medidas de contención para frenar el avance de la curva de contagios están mermando los aforos de las bibliotecas. «Como es lógico», apuntan los estudiantes. Aunque el problema es que no hay alternativas.
Desde el Consejo de Estudiantes de la Universidad de Zaragoza recuerdan que estudiar en la biblioteca no es una opción para muchos jóvenes que no disponen de espacios o del ambiente necesario en sus casas, por lo que reclaman más salas de estudio para poder satisfacer, aunque sea en parte, la demanda. Según han denunciado varios sindicatos de alumnos, este pasado fin de semana solo había 125
Aforos reducidos
- plazas en las bibliotecas de la universidad a pesar de estar en mitad del periodo de exámenes. Los únicos centros que abren durante los días no lectivos son el edificio modular del campus de San Francisco y la sala de la facultad de Economía y Empresa. Un total de 125 plazas, que el domingo son menos, para miles y miles de estudiantes matriculados en el campus público aragonés.
Así, desde la institución universitaria afirman que son conocedores de este problema pero explican que el vicerrectorado de Estudiantes están manteniendo contactos con los centros «para ver si se pueden abrir más espacios en fin de semana garantizando medidas de seguridad sanitaria y respetando en todo momento los horarios establecidos por el Gobierno de Aragón».
Entre semana, sumando todas las salas habilitadas, habría unas 1.500 plazas de estudio en las bibliotecas universitarias. Unos sitios que, a pesar de ser escasos, están ahora menos codiciados: «yo las bibliotecas ni pisarlas, hay mucha gente y hace mucho frío», explicaban ayer algunos estudiantes en el campus de San Francisco. Otros, sin embargo, no tienen otro remedio: «En mi casa es imposible estudiar y, aunque he venido a las 8.00, he tardado en encontrar sitio», lamentaba otra joven.