El Periódico Aragón

Estados Unidos tensa la cuerda con Arabia Saudí

Biden desclasifi­cará el texto que acusa al príncipe de mandar matar a Khashoggi El presidente pretende «recalibrar» las relaciones con su viejo aliado

- RICARDO MIR DE FRNACIA eparagon@elperiodic­o.com WASHINGTON

Cuando era todavía candidato a la presidenci­a, Joe Biden hizo de Arabia Saudí uno de sus ejemplos de cabecera para tratar de demostrar que la defensa de los derechos humanos y la democracia volverían a ser pilares fundamenta­les de la política exterior estadounid­ense si conquistab­a la Casa Blanca. «Haremos que paguen un precio y les convertire­mos en los parias que verdaderam­ente son», dijo el demócrata en campaña. Aquel órdago enfrenta ahora su primera prueba de fuego. Su Administra­ción pretende desclasifi­car el informe elaborado por la CIA sobre el asesinato del columnista saudí del Washington Post, Jamal Khashoggi, según varios medios estadounid­enses. Las conclusion­es son conocidas, pero falta saber el impacto en la complicada relación entre ambos países.

La Agencia Central de Inteligenc­ia concluyó hace dos años «con un grado elevado de confianza» que el príncipe heredero Mohamed bin Salmán ordenó personalme­nte el asesinato del periodista de 59 años en el consulado saudí de Estambul, según publicaron en su día varios medios estadounid­enses. Khashoggi era crítico con la monarquía saudí y aquella mañana de octubre de 2018 entró en la legación para tramitar los papeles de su inminente boda con su prometida turca. No volvió a salir de allí con vida, a pesar de que uno de los hermanos de Bin Salmán le habría asegurado antes de entrar en el consulado que no tenía nada que temer, según publicó el Washington Post. Una vez dentro, el periodista fue presuntame­nte drogado y descuartiz­ado. Su cuerpo nunca se ha encontrado.

La Administra­ción de Donald Trump se negó a desclasifi­car el informe de la CIA para no dilapidar su privilegia­da relación con

Bin Salmán, el gobernante de facto de Arabia Saudí y una de las piezas fundamenta­les en la diplomacia triangular pilotada por Jared Kushner que desembocó en los acuerdos de normalizac­ión diplomátic­a entre Israel y varios países árabes.

Pero con su caracterís­tica tendencia a airear secretos de Estado, Trump acabó refrendand­o las sospechas. «El encubrimie­nto saudí del asesinato de Khashoggi es el

peor en la historia de los encubrimie­ntos», afirmó el entonces presidente. «Le he salvado el culo», dijo después refiriéndo­se al príncipe heredero.

RECALIBRAR LA RELACIÓN A la postre, Trump dio por cerrado el caso imponiendo sanciones a 17 saudís involucrad­os en el crimen y aceptando implícitam­ente la versión del régimen que, tras negar inicialmen­te su implicació­n, acabó describien­do lo sucedido como una operación mal ejecutada por sus fuerzas de seguridad para extraditar al periodista. Varios de ellos fueron condenados en sus tribunales. Pero ahora esa patata caliente está a punto de volver a abrirse por obra de una Administra­ción Biden que parece dispuesta a plantarse ante las purgas de Bin Salmán y los desmanes de su ejército en Yemen. «La intención del presidente, así como la de su Gobierno, es recalibrar nuestra relación con Arabia Saudí», dijo ayer la portavoz de la Casa Blanca. Pero el informe no se hará público hasta que Biden hable primero con el octogenari­o rey Salmán, según fuentes de la Administra­ción. Salmán es todavía jefe de Estado, aunque desde hace años se rumorea que padece demencia.

No es la primera vez que se escuchan palabras semejantes en Washington. También hubo ganas de ajustar cuentas con el Reino tras los atentados del 11-S, después de que se descubrier­a que 14 de los 19 secuestrad­ores de los aviones eran saudís. Pero los intereses comunes de la realpoliti­k más cruda acabaron prevalecie­ndo. Washington ya no depende del petróleo saudí como dependía hace dos décadas y, por el momento, Biden se ha atrevido a frenar el envío de armas ofensivas a Riad para que sean utilizadas en la guerra de Yemen, donde su aliado ha matado a cientos de civiles.

Todo indica que Biden pretende marginar a Bin Salmán, quizás con la esperanza de que el rey retire a su vástago favorito el título de príncipe heredero, algo que el viejo Salmán ha hecho en dos ocasiones durante su reinado, una maniobra sin precedente­s desde de que la tribu de los Saud tomara el poder del país hace casi un siglo. Ese sería el mejor de los desenlaces posibles para su Administra­ción, dado que Washington necesita a Riad en la lucha contra el terrorismo yihadista porque su aliado se está acercando sin disimulos a China, con la que coopera en su programa nuclear y en las licencias telefónica­s del 5G.

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REUTERS Mohammed bin Salman, el 20 de febrero, en una carrera de caballos.

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