Vital para este Zaragoza y nunca oculta que prefiere jugar más cerca del área
con el gol de Jair en un saque de esquina de Bermejo y Stoichkov igualó de pena máxima por manos de Chavarría. Acto seguido, en la siguiente jugada, Juanjo Narváez, cuando se giraba para disparar en una clara ocasión, fue derribado en el área por Undabarrena en un penalti de manual y, tras marcar los que lanzó ante la Ponferradina y el Logroñés en una suerte donde el Zaragoza ha tenido mal tino en los últimos años, hubo pocas dudas, o mejor dicho ninguna, en que el cafetero lo lanzara para intentar dar un paso de gigante para sellar ese triunfo ante el cuadro arlequinado.
Cambio de rutina de tiro
Lo hizo, cambió su rutina de tiro y Mackay le adivinó la intención, lanzándose a su izquierda y despejando el remate del colombiano, que desde ese momento se dio cuenta de la gravedad del fallo, que privó de una victoria vital, que hubiera sido la segunda seguida fuera, porque el Sabadell ya no se habría levantado de ese golpe. El Zaragoza ya fue otro en el cuarto de hora final, noqueado por ver cómo el triunfo, merecido, se le había escapado. Esa fuga se agravó con la derrota inesperada ante el Alcorcón, donde ni el Zaragoza ni el propio Narváez tuvieron un buen partido. La vida, de haber marcado aquel penalti, con la octava diana en esta temporada, su récord en el fútbol profesional español, habría sido seguramente muy diferente para el Zaragoza.
El partido clave
El colombiano es
Así, necesita levantarse Juanjo Narváez, el único jugador zaragocista que ha disputado las 26 jornadas y que solo salió desde el banquillo ante el Espanyol al arrastrar molestias. Con sus dianas fue vital en los triunfos ante el Fuenlabrada, el Albacete, el Logroñés o la Ponferradina y anotó un doblete para salvar un punto ante el Girona. Su único tanto inútil a efectos clasificatorios llegó en El Toralín ante la Ponferradina.
Y a esas siete dianas añade dos asistencias, a Adrián ante el Málaga y a Bermejo ante el Logroñés. Es imprescindible para este Zaragoza, ya sea como referencia o más pegado en la banda izquierda, donde ha jugado en los tres últimos partidos y donde se siente menos cómodo, algo que siempre deja caer en sus declaraciones, por mucho que después le añada la coletilla de que está para ayudar al equipo y a disposición del entrenador. Lo habitual, sí, pero su preferencia está muy clara.
Narváez, el futbolista que más remata del Zaragoza y el tercero que más de la Liga con hasta 45 intentos sobre el marco rival, quiere vivir más cerca del área y la baja de Francho Serrano por coronavirus y el posible cambio de sistema le pueden situar junto a Álex Alegría en la punta de lanza. Juegue donde juegue en el Carlos Tartiere, el ariete quiere resurgir, volver a ver puerta, teniendo en cuenta que sus dos últimas dianas han sido de penalti y la semana que viene llegará a los tres meses sin anotar en jugada desde que lo hizo ante el Fuenlabrada con aquel inolvidable taconazo. Esa reivindicación ayudará a cerrar muchísimo una herida muy abierta desde el duelo en Sabadell.