Estrechó vínculos con Cataluña y enmendó a su propio partido
Juan Antonio Bolea Foradada siempre tuvo claro cuál era el mandato de los aragoneses y que el verdadero desarrollo de la comunidad era seguir a Cataluña. Invitó a Aragón al presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas, y de ahí surgió una gran amistad y ambos acordaron reivindicar para los dos territorios una misma vía de autogobierno. Ambos firmaron un comunicado conjunto que decía: «Reiterando nuestro respeto a la Constitución, coincidimos en afirmar el derecho de Aragón y Cataluña, como pueblos de singular personalidad histórica, a desarrollar su plena autonomía en armonía con los demás pueblos de España».
Bolea Fordadada se marcha con el regusto de que desde Aragón no siempre se ha creído en ese autonomismo y no se ha reivindicado con firmeza. Su ejemplo de firmeza es tan evidente como cuando no tuvo empeño en enfrentarse a su Gobierno y partido de la UCD y presentar una enmienda a la totalidad a un proyecto de trasvase. Lo hizo junto a los senadores aragoneses Fernando Herréiz y José Luis Ramón Moreno. El ministro Sancho Rof le dijo que la iba a retirar «por sus cojones». Bolea le dejó claro que «por los suyos», la iba a defender.