Con el descenso en los talones
Un Zaragoza incapaz y perdido cae con justicia en Oviedo por su nula capacidad de reacción
El Zaragoza encaja su segunda derrota consecutiva y empaña los visos de optimismo que había generado
El Carlos Tartiere devolvió anoche todas las alarmas para este Zaragoza al que JIM levantó y que se ha vuelto a caer, lo que ratificó frente a un Oviedo que fue mejor en la segunda parte ante un equipo nulo en ataque y que no estuvo contundente en defensa, con otro error en la cuenta de Cristian Álvarez, este al alimón con Jair, para que Rodri anotara la sentencia al poco de empezar la segunda mitad porque ya es conocida la incapacidad del Zaragoza para remontar un gol en contra.
El partido y la segunda derrota consecutiva oscurecen el panorama de este Zaragoza, que roza el descenso, con la misma puntuación que el infierno, y que ha vuelto a caer preso de sus dudas. Le falta pegada, como siempre, pero llega cada vez menos y en defensa vuelve a conceder en demasía. Así, es imposible. Así, el camino conduce al descenso.
Agitó demasiado la coctelera JIM en el once y en el tramo final del partido, sin resultado visible, en un día en el que el técnico alicantino no estuvo lúcido. Por la baja de Francho Serrano y por el mal partido ante el Alcorcón, giró su equipo con hasta tres novedades, con Nieto, Larra y Zapater, y una modificación de dibujo para volver al 1-4-4-2 y situar un doble pivote en el que el capitán se escalonaba por delante de Eguaras para la presión al rival y Bermejo se ubicaba junto a Álex Alegría permaneciendo Juanjo Narváez en la izquierda. El caso es que el Zaragoza salió sin pulso al pleito, dejando el balón al Oviedo, que tampoco sabía qué hacer con él. El choque, en un Tartiere con un mal estado del césped, era un canto a la imprecisión en paralelo a una oda al aburrimiento.
Sin embargo, pasado el cuarto de hora y con solo una intervención de Cristian para atrapar un pase peligroso a Rodri, el Zaragoza dio un paso adelante en la presión y Eguaras empezó a aparecer más. Nieto, a la media vuelta en un córner, tuvo la primera y Vigaray apareció dos veces por su carril, la segunda para tirar un caño a Lucas y darle un gran pase de gol a Narváez. El disparo del colombiano dio en Grippo cuando la jugada merecía el gol. Fue, de hecho, la única que lo mereció de las que hizo este pobre Zaragoza.
Con Bermejo sin peso en el juego, con Alegría demasiado lento y lejos del área y con Larra tan diluido como de costumbre, el Zaragoza fiaba casi todo a las apariciones de Narváez metiéndose hacia dentro, que para eso es más delantero que extremo y así se siente. El Oviedo, mientras, ofrecía muy poco, transiciones rápidas y apariciones de Borja Sánchez y Sangalli. Lo más peligroso de los carbayones eran las pérdidas de los zaragocistas. Una de Bermejo y otra de Larra dejaron contras francas que el equipo local no aprovechó mientras la figura de Francés en el eje se agigantaba.
Todo empeoró tras el descanso. Mucho además. El Oviedo olió la sangre y se fue a por el Zaragoza al que le entraron de lleno las dudas en el minuto 52. Francés cometió un error al salir a la contra y el balón acabó en Borja Sánchez. Su centro, un globo de manual fácil para el portero, dejó a Cristian a media salida y Rodri se anticipó a Jair para rematar de cabeza y marcar. Aún tuvo el meta dos amagos más, uno de ellos con Jair de nuevo de socio, antes que JIM reaccionara y empezara a mover la centrifugadora de los cambios.
Azón y Chavarría salieron al campo por Alegría y Zapater para que Bermejo se situara en la medular junto a Eguaras, que volvía
Cristian y Jair fallaron en un gol que fue la tumba otra vez y el Zaragoza roza de nuevo el descenso