Último adiós al padre de «la autonomía aragonesa»
⏵ Representantes de todas las instituciones despiden a Juan Antonio Bolea Foradada
La iglesia de Santa Mónica, en Zaragoza, fue a mediodía de ayer escenario del último adiós al «padre fundador de la autonomía aragonesa», como definió el jefe del Ejecutivo, Javier Lambán, al primer presidente autonómico, Juan Antonio Bolea Foradada, que falleció el pasado sábado a los 90 años.
La ceremonia fúnebre contó con la asistencia de los expresidentes autonómicos Hipólito Gómez de las Roces y Luisa Fernanda Rudi, y de miembros del Gobierno aragonés, como la vicepresidenta Mayte Pérez y la consejera de Sanidad Sira Repollés. También se hallaban el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón; el Justicia, Ángel Dolado; el presidente de las Cortes Javier Sada y diversos representantes de administraciones e instituciones.
Durante el acto, Lambán leyó a los presentes, que llenaban el templo respetando estrictamente la distancia de seguridad, un mensaje de los Reyes de España en el que estos le piden que transmita a la familia su «más sentido pésame y su cariño» en unos momentos de «dolor».
«Bolea es ya historia de Aragón», subrayó el presidente autonómico, que dijo que el expresidente autonómico, nacido en Ayerbe en 1930, perteneció «a la mejor generación política de la historia», en referencia a su papel crucial para el autogobierno de Aragón en los años previos a la muerte de Franco y durante la Transición.
El funeral, oficiado por el padre Florencio, comenzó con las palabras de uno de sus nietos, que lo definió como «el mejor abuelo». Uno de sus hijos, el escritor y periodista Juan Bolea, señaló que el expresidente autonómico «fue el símbolo de una época» e hizo hincapié en cómo dejó UCD para integrarse en el PAR cuando el Gobierno de Adolfo Suárez pretendió encauzar el autogobierno de Aragón en la denominada vía lenta, lo que iba en contra de sus convicciones aragonesistas.
Citando a los ensayistas políticos Thomas Carlyle y Ralph Waldo Emerson, que propugnan como motores del cambio, respectivamente, al hombre providencial y al líder generado por las fuerzas de la historia, Bolea mantuvo que su padre se inscribía en la segunda categoría. «Cuando murió el pasado sábado, muchos tuvimos la certeza de que había pasado a la historia», manifestó.
Y ello, precisó, por «dos momentos». El primero de ellos el 23 de abril de 1978, cuando izó la bandera de Aragón por primera vez desde 1707, en una ocasión en que «el país pedía un cambio» y «la gente se había echado a la calle para exigirlo». Y el segundo, en mayo de 1981, cuando Suárez le transmitió que Aragón no gozaría de
«Cuando murió tuvimos la certeza de que había pasado a la historia», dice su hijo
una autonomía plena y él le replicó que estaba cometiendo un «error histórico».
Esa segunda escena, «de la que no hay fotografías», hizo que Bolea Foradada dejara la Unión de Centro Democrático (UCD) y dimitiera como presidente de Aragón, tras lo cual su trayectoria política quedaría indisolublemente unida al Partido Aragonés.
Los restos mortales de Juan Antonio Bolea Foradada, a quien su hijo Juan se refirió también como un hombre «marcado por el horror que vio en la guerra civil», han sido incinerados y descansarán en el cementerio de El Pueyo de Santa Cruz, junto al río Cinca. El 23 de Abril recibirá un homenaje público y oficial con motivo del Día de Aragón.