Los Mossos cierran filas sobre el modelo policial
Atribuyen intento de homicidio a los ocho anarquistas detenidos
Después de dos semanas en medio de dos huracanes, el de los disturbios y el de las negociaciones para formar Govern, los Mossos se reivindicaron ayer de manera contundente, en pleno debate abierto sobre el modelo de orden público en Cataluña y el compromiso de ERC y la CUP de abordar su revisión en la legislatura en ciernes. Y ha sido una figura tan venerada por unos como incómoda para otros como el mayor de la policía autonómica, Josep Lluís Trapero, el encargado de defender la labor y la profesionalidad de sus agentes durante los altercados por el encarcelamiento de Hasél.
Trapero reunió a más de 200 mandos del cuerpo en un cónclave en el que, según Efe, el consejero de Interior, Miquel Sàmper, también intervino para agradecer el «buen trabajo» de los Mossos. El mayor pidió a los agentes que den en todo momento una respuesta «tranquila y profesional» a los altercados y, sin rehuir la autocrítica, les emplazó a rendir cuentas con «transparencia», pero «sin estridencias». En un mensaje que puede interpretarse como un recado a los partidos que reclaman cambios en el modelo de orden público, Trapero dejó claro que «esta crisis es social, y no policial», por lo que los Mossos no son los responsables de provocarla.
La portavoz del Ejecutivo catalán, Meritxell Budó, rebajó un poco más la contundencia con la que su formación, Junts, se despachó en un primer momento contra los agentes. Y el PSC decidió impulsar en todos los ayuntamientos declaraciones de apoyo a los Mossos y a los comerciantes que han sufrido «actos de vandalismo».
Sobre la investigación, los Mossos atribuyen un delito de tentativa de homicidio a los ocho supuestos miembros de un grupo anarquista «organizado» detenidos el sábado en Barcelona, donde quemaron una furgoneta con un agente dentro.