Estados Unidos sanciona a Rusia por el envenenamiento de Navalni
Moscú avisa de que responderá a las penas a siete altos cargos y 14 empresas La firmeza del nuevo presidente ante Moscú contrasta con la tibieza de Trump
Estados Unidos impuso ayer sanciones a Rusia por el envenenamiento y posterior arresto de Alekséi Navalni, poco después de responsabilizar a sus servicios de inteligencia de orquestar el intento de asesinato del opositor ruso. Las medidas punitivas de la Administración de Joe Biden, que se comprometió durante su campaña a endurecer la postura estadounidense hacia los abusos de los derechos humanos del Kremlin, llegan un día después de que la Unión Europea y el Reino Unido aumentaran las sanciones impuestas en octubre.
Horas antes del anuncio, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que su país no permanecerá de brazos cruzados y responderá a las medidas estadounidenses. «Habrá una reacción, por supuesto; una de las reglas de la diplomacia es la reciprocidad», aseguró en tono contundente el titular ruso de Exteriores en declaraciones reproducidas por la agencia Ria Nóvosti. Igual se expresó el Kremlin. El castigo solo logrará «empeorar las relaciones», previno el portavoz del Gobierno ruso, Dmitri Peskov.
Las sanciones afectan a siete funcionarios del Gobierno ruso, aunque por el momento no se han hecho públicos sus nombres. También incluyen a 14 empresas radicadas en Rusia e involucradas en la producción química y biológica. Coordinadas con la Unión Europea, una muestra de la recuperación de los lazos trasatlánticos proclamada por el presidente norteamericano, son las primeras sanciones contra Rusia desde que Biden llegó a la Casa Blanca. «Las acciones de hoy sirven para enviar una clara señal a Rusia de que habrá consecuencias por el uso de armas químicas», señalaron fuentes anónimas del Gobierno de EEUU.
La inteligencia estadounidense ha concluido que Navalni fue envenenado el año pasado con Novichok, un agente neurotóxico de uso militar, una operación que habría sido orquestada por el Servicio Federal de Seguridad (FSB), la agencia que reemplazó al KGB. Navalni recibió tratamiento en Alemania y fue arrestado al regresar a Rusia en enero, donde fue condenado a dos años y medio de prisión por violar los términos de una sentencia previa por fraude.
La llegada de Biden a la Casa Blanca ha supuesto un giro radical en las relaciones entre Washington y Moscú. Pese a que los contactos no cesaron de deteriorarse durante el mandato de Trump, éste siempre se mostraba reacio a castigar al Kremlin. Por el contrario, en la primera conversación telefónica que mantuvo el líder de la Casa Blanca con su homólogo ruso, Vladímir Putin, Biden le advirtió de que cualquier acto de injerencia rusa, ya fuese «contra EEUU o contra sus aliados», sería respondido de forma firme por su Administración.