El Periódico Aragón

Los parques infantiles siguen sin abrir pero algunos buscan atajos

Selvatik, un local en Zaragoza, sube la persiana usando la licencia de restaurant­e En el sector piden que no haya agravios comparativ­os y que todos puedan funcionar Páginas 8 y 9

- I. T. G. itrigo@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

Los parques de ocio infantil siguen sin poder abrir a pesar de la relajación de las restriccio­nes en otros ámbitos, un hecho que en el sector viven con incredulid­ad y desesperac­ión. «Salud Pública nos confirmó esta misma semana que no podíamos funcionar todavía hasta que Aragón no entre en fase 2», explica el vicepresid­ente de la Asociación de Parques Infantiles y Salas de Ocio de Aragón (Apisoa), Fernando Gómez.

A la desesperac­ión de mantener los negocios cerrados, muchos de los cuales pertenecen a pequeños empresario­s, se une la indignació­n que les provoca ver como otros establecim­ientos sí que han anunciado su reapertura. Es el caso de Selvatik, cerca del centro comercial Aragonia de Zaragoza, que sirviéndos­e de su licencia como bar-restaurant­e han podido subir su persiana de nuevo.

En la página de Facebook de Selvatik anunciaban esta semana que ayer volvían a funcionar. Abren el restaurant­e pero también se pueden hacer reservas para el parque de juegos que tienen instalado dentro. Desde la empresa no quisieron aclarar en qué condicione­s iban a volver a la actividad, pero hay otros empresario­s del sector que lo consideran injusto.

«Pasa con los locales de camas elásticas, que tienen licencia de actividade­s deportivas y sí que pueden abrir. Nosotros no queremos que no les dejen trabajar, pero si ellos pueden nosotros también deberíamos», apunta Gómez.

En Aragón hay unas 50 empresas dentro de este sector y la mayoría están en Zaragoza. Desde la Navidad ya han cerrado «dos o tres locales», que se unen a la decena que ya clausuraro­n el año pasado.

Desde Apisoa se han puesto en contacto con Salud Pública en varias ocasiones ya para presentarl­es unas medidas de protección que podrían implementa­r estos locales para permitir su reapertura de forma segura, pero según lamenta Gómez todavía no han obtenido respuesta a los requerimie­ntos.

«Lo peor es la incertidum­bre por que en los decretos ni se nos menciona. No se nos tiene en cuenta», lamenta el vicepresid­ente de Apisoa. Mantener un local cerrado de estas caracterís­ticas cuesta entre 2.000 y 2.700 euros al mes «y no hay empresa pequeña que soporte estas pérdidas durante once meses», que es desde cuando no han podido desarrolla­r su actividad con normalidad. Desde que comenzó la pandemia el sector ha dejado de ingresar, según Apisoa, unos dos millones de euros y las pérdidas ascendería­n hasta el millón y medio. «Queremos trabajar pero llegados a este punto también necesitamo­s ayudas para subsistir. Y no hay ninguna partida destinada ni pensada para nosotros», dice Gómez.

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