La Policía empieza a denunciar las fiestas ilegales en pisos particulares
Las mediciones de ruido permiten salvar el principal escollo, el acceso a las viviendas Un tercio de los 300 requerimientos han sido en inmuebles y 36 acaban en infracción
Los pisos particulares pueden dejar de ser pronto un refugio fácil para organizar fiestas entre amigos y familiares incumpliendo las restricciones sanitarias tales como la aglomeración de más personas de las permitidas. Con la ley en la mano, los posibles infractores no tienen la obligación siquiera de abrir la puerta a la Policía para realizar comprobaciones o inspecciones por sorpresa donde se sospeche que se producen, pero ahora sí se están identificando gracias a la colaboración vecinal, que suelen ser los que dan la voz de alerta, y a unas mediciones del ruido que, en caso de este tipo de encuentros, suele convertir el exceso de decibelios en la llave de entrada a esos domicilios particulares.
Al menos eso es lo que ya se está produciendo en Zaragoza y las denuncias interpuestas empiezan a poblar la estadística de su Policía Local. Los datos oficiales del mes de febrero recogen los «77 requerimientos ciudadanos por ruidos en inmuebles con ocasión de la celebración de fiestas» que acabaron en «261 denuncias» con incumplientos sobre aglomeraciones no permitidas y otras restricciones sanitarias y obligaciones como las de portar mascarillas.
Estas infracciones, reconocen los propios agentes, de «difícil comprobación y resolución en los pisos particulares», pueden toparse con que el acceso a esos inmuebles «depende de que lo permita el dueño y de que voluntariamente cese su actividad», por eso se convierte en elemento imprescindible que se produzca un requerimiento de los vecinos. Y, en este caso, solo en el mes de febrero se han contabilizado «más de 300» para medir los decibelios y constatar que se incumple la ordenanza del ruido. De ellos han derivado esos 77 en pisos que, en la mitad de los casos, acabaron denunciados por organizar fiestas ilegales.
Es lo más destacado en el balance oficial de febrero facilitado ayer por la Policía Local de Zaragoza, en el que además se denunciaron 64 infracciones en terrazas y veladores (12 de ellas por infringir el horario, otras tantas por no tener licencia, 6 por consumir en la barra y hasta 9 por superar el aforo permitido), otras 230 por hacer botellón, 758 por no llevar mascarilla, 203 por fumar sin mantener la distancia y 324 por aglomeraciones de personas no permitidas.
Por otra parte, el pasado 19 de febrero se ponía fin al confinamiento perimetral de la ciudad, y solo en febrero hubo 317 infracciones denunciadas de 7.267 vehículos controlados. Desde que se decretó el 15 de enero, la cifra asciende a 678 y, contando el anterior confinamiento, del 23 de octubre al 30 de noviembre del año pasado, han sumado 1.195 las detectadas solo por la Policía Local. Respecto a saltarse el toque de queda, aún vigente, el mes pasado fueron 789 personas interceptadas, que engrosan un total de 3.074 desde que se implantó. evitar que se superen los niveles recomendados. Por ello, se aconseja que en todo momento estén las ventanas abiertas «entre 7 y 15 centímetros» en los vehículos y convoyes, también en las cabinas del conductor del Urbos 3. El hecho de que los trayectos duren de media entre siete y 15 minutos minimiza todavía más el riesgo porque el tiempo de exposición no es muy elevado.
La concejala explicó que para tener más garantías de que no se sobrepasan los niveles de dióxido recomendados se van a instalar nuevos filtros para poder filtrar las partículas más pequeñas. En los autobuses, los actuales se cambiarán por los modelos G4 y M5, que incrementan un 50% la capacidad de filtrado, y en el Urbos 3 por los PM 2,5 que aumentan un 70% esta posibilidad.
Además, se mantendrán las labores de desinfección al final de cada servicio, donde también se ventilarán los vehículos, ya sin pasajeros.
Una lista de medidas que siguen sin generar confianza entre los usuarios y la demanda se mantiene un 40% debajo de la habitual.