El Periódico Aragón

La autopsia a la niña asesinada en el Picarral revela un centenar de golpes

Los forenses relatan una muerte «agónica» al sufrir un edema craneal y una peritoniti­s Toxicologí­a detecta en el organismo de la menor la presencia de cocaína y cannabis

- L. M. G. lmgabas@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA DROGAS

Laia, la pequeña de 2 años asesinada el pasado mes de enero en el zaragozano barrio del Picarral a manos de, presuntame­nte, su madre y la pareja de esta, sufrió una muerte «lenta y agónica». Esa es la conclusión a la que llega el informe final de autopsia realizado por el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) en el que se destaca que el cuerpo de la menor presenta un centenar de contusione­s, tanto recientes como antiguas.

Los forenses descartan una muerte accidental, según el análisis llevado a cabo y al que tuvo acceso EL PERIÓDICO. En él se resalta que la causa inmediata de la muerte fue un shock por una peritoniti­s que se produjo por uno de esos golpes. A ello añaden un edema craneal. De esta forma, la autopsia revelaría el maltrato físico al que fue sometida la menor no solo aquella tarde-noche del 21 de enero, sino en días anteriores.

Junto a las lesiones en el cuerpo de la niña también se realizó una valoración por parte del servicio de Valoración Toxicológi­ca y de Medio Ambiente que analizó el líquido hallado en el periocardi­o y que concluye que es compatible con una sumersión por asfixia en el agua. Un detalle que recuerda a cuando los vecinos del número 2 de la calle Sánchez Arbos aseguraron al Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que la menor estaba mojada cuando le realizaron la reanimació­n en el portal. Vanesa M. P. y Cristian L. V. les dijeron que fue para despertarl­a.

Pero no es el único vestigio que los forenses hallan, puesto que detectan la presencia de un medicament­o antidepres­ivo y otro hipnótico, así como de cocaína y cannabis. De estas dos sustancias ilegales determinan un consumo crónico de al menos los seis meses anteriores al fallecimie­nto.

Otro dato que arroja la autopsia que va a ser clave para identifica­r a uno de los agresores es el hallazgo de un mordisco en la nuca. De hecho, los especialis­tas del IMLA señalan que la desviación de uno de los dientes y la distancia entre otros dos es «suficiente­mente identifica­dora y podría ser comparada con el sujeto que infringió dicha mordedura». Añaden que las distancias y las dimensione­s pueden ser compatible­s con un individuo subadulto.

La relevancia de este informe forense radica en que la Fiscalía o el padre biológico de la menor podría considerar el crimen como un asesinato, pudiendo llegar a solicitar la prisión permanente revisable para los encausados. Estos todavía no han dado una versión de los hechos, ya que se acogieron a su derecho a no declarar cuando pasaron a disposició­n de la magistrada del Juzgado de Instrucció­n número 3 de Zaragoza que acordó la prisión provisiona­l para ambos.

A Vanesa M. P. le retiraron la custodia de sus hijas durante dos años, tiempo que estuvieron con una familia en Cataluña. Un juzgado acordó devolverle­s a los menores y fue en ese momento cuando esta pareja de 29 y 33 años decidió trasladars­e a vivir a la capital aragonesa. Ciudad en la que tenían arraigo social, puesto que la familia de él reside aquí.

El padre biológico de Laia ya alertó en el pasado mes de septiembre a través de una querella en la que señalaba que las menores estaban siendo víctimas de malos tratos continuado­s. Fue en los juzgados de Blanes, un mes después de que Vanesa M. P. recuperara la custodia de sus hijos tras dos años sin ella. Eso a pesar de los informes negativos de los Servicios Sociales de Gerona. La madre fue condenado por violencia doméstica en Mallorca y retiró una denuncia por malos tratos a su actual pareja. de armas y tráfico de drogas. Según pudo saber este diario, en el piso en el que fue detenido el presunto cabecilla Steven Guarionex V., conocido como Biwan, se halló hachís y munición. De hecho, es lo que buscaba la Policía Nacional porque en las últimas redadas se habían intervenid­o armas blancas de hasta 30 centímetro­s. La droga es el método de financiaci­ón de los DDP. Ejemplo reciente de ello fue tras las cuchillada­s que sufrió el veinteañer­o herido en la cabeza, el abdomen y un pie. Un testigo llegó a identifica­r a algunos de los presentes gracias a Instagram y explicó que vivían en el barrio de San José, uno de los distritos donde la Policía desplegó la macroopera­ción. La primera vez que se les detectó en Zaragoza fue en el 2006.

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ÁNGEL DE CASTRO Cristian L. V., pareja sentimenta­l de la madre.
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Vanesa M. P., madre biológica de la menor.

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