Los casos de acoso contra Cuomo ponen presión a Biden y Harris
El gobernador de Nueva York anuncia que no va a dimitir pese a las acusaciones de tres mujeres La fiscala estatal abre una investigación, en la que el implicado, que pidió disculpas, promete colaborar
Hasta hace unas semanas era difícil no ver en el futuro de Andrew Cuomo un intento de llegar a la presidencia de Estados Unidos; ahora está en cuestión si podrá mantener el poder en Albany. Tres mujeres, la última el lunes, han acusado al gobernador demócrata de Nueva York de acoso sexual y conducta inapropiada, una crisis que se apila sobre la abierta por la ocultación de las muertes en residencias de ancianos en la pandemia y sobre retratos de su estilo agresivo e intimidatorio de hacer política. Letitia James, la demócrata que es fiscala general de Nueva York, ha logrado finalmente poner en marcha una investigación independiente. En su primera aparición pública en nueve días Cuomo prometía ayer colaborar con esa investigación, pedía disculpas y se mostraba «avergonzado» pese a insistir también en que «no pretendía hacer daño ni hacer sentir incómoda» a ninguna mujer. Anunciaba, además, que no piensa dimitir. Y se mantiene un escándalo que pone a prueba a la Casa Blanca de Joe Biden y Kamala Harris y al liderazgo del Partido Demócrata.
El martes Jen Psaki, secretaria de prensa del Gobierno, tuvo que responder a preguntas sobre el silencio público que han mantenido el presidente y, sobre todo, la vicepresidenta, que como senadora llegó a pedir el impeachment del juez del Supremo Brett Kavanaugh, que enfrentó acusaciones de Christine Blasey Ford de una agresión sexual en su adolescencia. «Ambos creen que todas las mujeres que denuncian deben ser escuchadas, tratadas con dignidad y respeto», respondió Psaki, que aseguró que Biden y Harris «apoyan la investigación independiente» de James.
Esa es la misma línea argumental que han mantenido Nancy Pelosi y Chuck Schumer, líderes demócratas en el Congreso. La presidenta de la Cámara de Representantes definió las acusaciones contra Cuomo como «serias y creíbles», pero también dijo que «la investigación independiente debe tener el proceso debido y respeto para todo el mundo implicado». Y a la pregunta de si el gobernador debería dimitir, el líder del Senado, que tildó las acusaciones de «problemáticas» e insistió en que «el acoso sexual no debe ser tolerado», respaldó dar tiempo a la investigación de James «sin interferencia exterior, política o de otro tipo».
EL PRECEDENTE DE FRANKEN El caso de Cuomo tiene muchos elementos propios y locales, incluyendo las intensas rivalidades políticas que se ha labrado en sus tres mandatos, algunos incluso en su misma formación, pero hay otros factores que afectan a todo el partido. Por una parte, la nueva ola de congresistas progresistas que han ido ganando espacio y escaños a nivel estatal y federal hacen política mostrando más conciencia ideológica y social y un compromiso con la tolerancia cero de lo que lo hacen veteranos del aparato. Por otra, queda aún mucho resentimiento entre los demócratas por el caso de Al Franken.
Cuando en el 2017, en pleno movimiento #MeToo, surgieron acusaciones de que el entonces senador progresista tuvo conductas inapropiadas con mujeres la presión interna le forzó a dimitir en 2018. Con el paso del tiempo varias acusaciones se mostraron exageradas y algunos demócratas reconocieron haber cometido «un error».
En el caso de la cautela ante el escándalo de Cuomo (cuya dimisión solo ha pedido públicamente en el Congreso en Washington una representante demócrata neoyorquina) se suma otro factor que ha explicado en The New York Times Michelle Goldberg. «Muchos demócratas están hartos de someterse a unos estándares que los republicanos sienten que no tienen que cumplir», escribió la columnista. «Los republicanos no dan pasos para investigar a los acusados de acoso sexual en sus propias filas (...) y se llega a un punto en que hacer sacrificios para demostrar virtud frente a una oposición que no la tiene hace que muchos demócratas se sientan como pringados».
Cuomo está en su momento político más complicado. La doble crisis pone sobre el tapete su tendencia al abuso de poder.