El Periódico Aragón

Juan Ignacio Martínez y la rebelión de los suplentes

- Sergio Pérez JEFE DE DEPORTES DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Juan Ignacio Martínez es un entrenador clásico. Por lo tanto de ideas tradiciona­les. En estos cerca de cuatro meses al frente del Real Zaragoza, el técnico ha elegido quiénes son sus hombres y con ellos, un grupo de unos catorce jugadores, ha ido disputando las batallas de esta guerra tan ingrata. La mayoría han sido fijos en sus planes: Cristian Álvarez, Vigaray, Francés, Jair o Peybernes, Nieto o Chavarría o los dos a la vez, Eguaras, Francho, Bermejo, Narváez, Álex Alegría y, desde hace ya unas cuantas jornadas, Zapater. James Igbekeme tuvo alguna aparición fugaz hasta volver a caer lesionado.

Por el momento, el resto ha caído a un rol residual con JIM, aunque Ratón merece una mención aparte por su buen papel en Málaga y Sabadell, cuatro puntos sule mados e intervenci­ones meritorias en ausencia de Cristian. Ha sido muy baja la suma de los minutos de Tejero, Atienza, Sanabria, Adrián González, Zanimacchi­a, Toro Fernández después de aquel intento por recuperarl­o antes del mercado de enero, Vuckic, Larrazabal, Iván Azón y Ros, este último fuera de combate por una lesión realmente problemáti­ca.

La participac­ión de la mayoría de ellos se ha acortado a porciones muy pequeñas de tiempo y cerca del ocaso de los partidos, señal inequívoca de dos cosas. Que a JIM cuesta hacer cambios y que cuando el entrenador mira a la grada de los suplentes ve pocas soluciones. Excepción hecha de Iván Azón, que al menos ha sido un ejemplo de actitud, pelea, rasmia, desgaste físico y sobre todo corazón, y de Sanabria, al que se le intuyen maneras suficiente­s para poder aportar a este grupo, el resto están perdidos en la inmensidad de la nada por razones muy diferentes. Ha habido quien ha desaprovec­hado mil oportunida­des, como el Toro, y quien ni siquiera las ha tenido, como Adrián.

Al final, por hache o por be, demasiados jugadores han acabado en el saco de la intrascend­encia. Mirar al banquillo ahora mismo es depresivo. Todavía les quedan diez jornadas para rebelarse contra su propia suerte y ayudar al Real Zaragoza a cambiar la suya.

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