El Periódico Aragón

Goizalde Núñez, Teo Lucadamo, Cecilia Freire, Olalla Fernández y Juan Blanco

- DANIEL MONSERRAT dmonserrat@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA QUIM CASAS BARCELONA

No existe la familia perfecta. O, en realidad, debería decirse que no existe la humanidad perfecta por muy grandilocu­ente que suene la frase. Una familia argentina inicia una road movie para desperdiga­r las cenizas del primogénit­o que ha fallecido en una guerra absurda, si es que hay alguna que no lo es por unas razones u otra, la de las Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña. Es el año 1982 y lo que empieza como un viaje de despedida de un familiar acaba convirtién­dose en un camino de sanación en el que los cuatro miembros de la familia acaban enfrentánd­ose consigo mismos de manera individual pero, sobre todo, colectiva para entender que la vida (solo) sigue si uno es capaz de mantenerse humano.

Esta es la apuesta (no pequeña, desde luego) de El salto de Darwin, obra protagoniz­ada por Juan Blanco, Cecilia Freire, Olalla Hernández, Teo Lucadamo, Goizalde Núñez y el aragonés Jorge Usón y dirigida por Natalia Menéndez, que se representa en el Teatro Principal de Zaragoza hasta el domingo (todas las sesiones comienzan a las 19.00 horas). Una producción de Entrecajas Produccion­es y el Teatro Español

El domingo pasado a las 21.30 horas estábamos todos esperando en la capilla de Jordi Évole a un Miguel Bosé iracundo y furioso, pero nos encontramo­s a un señor mayor con barriga vestido de negro, que con pinta de Quijote desvalido intentaba tumbar a los molinos de su pasado más glorioso. Cualquiera de nosotros hubiera resultado patético, pero Bosé salió airoso porque hizo gala de todos sus trucos de showman para captar a la audiencia: su aspecto ojeroso y triste, su manera de moverse, su voz desfigurad­a por el estrés amoroso, sus silencios. Todo lo utilizó, y a todo le sacó partido. La entrevista fue el programa más visto en la noche del domingo, casi tres millones de personas. Bosé arrasó, una vez más.

Porque Bosé arrasó casi siempre: de hecho casi todos los chicos le odiamos cordialmen­te debido a que no solo enamoró a nuestras

que sucede durante un fin de semana y que sin dejar de lado a Darwin (ya saben, la transforma­ción del ser humano para ser capaz de, básicament­e, ser empático) va caminando en esa fina línea entre la comedia y el drama con escenas cotidianas (si es que se puede utilizar este adjetivo) brillantes combinadas con alguna extravagan­cia que solo sucede cuando estar un poco perdido en el mundo es un estado en el que uno trata de agarrarse a lo que tiene para volver a tomar vuelo en esta sociedad imbuida de otro tipo de espíritu.

La escena, dominada por un Ford Falcon y una caravana con capacidad para cuatro personas, no varía en los algo más de 90 minutos que se prolonga la obra, pero funciona de manera muy eficaz a la hora de ser capaz de conseguir varios ambientes en uno solo en el que sobrevuela la presencia del hijo muerto (que sirve como hilo introducto­rio para ponerle la nota musical al espectácul­o) y sobre la que se produce un trabajo actoral más que correcto sobre todo a la hora de reconducir el peligro del desmadre en algunos momentos cómicos (especialme­nte los que llegan de la mano de Kassandra) que llegan a sorprender al espectador en determinad­os instantes.

El salto de Darwin es una histonovia­s, sino también a nuestras primas, a nuestras tías, a nuestras hermanas, incluso a nuestras madres (que siempre que aparecía en pantalla acababan diciendo «qué guapo es este chico y cómo se parece a su madre»). También gustaba a algún primo que otro, y a algún amigo. Bosé bailaba, cantaba,

Puesta en escena (( -

Elenco se expresaba bien, hacía películas, conoció de pequeñito a Picasso y a Neruda, provocaba suspiros al sonreir, seducía con estilo. Si su padre torero fue un modelo de éxito en la España de los 50, él fue líder indiscutib­le en los 80 y 90. En el fondo, el AVE y Don diablo perseguían el mismo objetivo: modernizar España, quitarle caspa, enchufar tecnología punta y frescura juvenil en vena para enseñar al mundo que este país era otro.

Pero ser tan guapo no sale gratis, ni debe ser fácil. Mientras todo ese éxito le llevaba en volandas, él mismo reconoció el otro día mirando a cámara que estuvo enganchado día sí día también. Y empezamos a notar hace ya mucho que su figura ensanchaba cada vez más. Y también que su pose y su ego eran cada vez mayores. Y que hacía mucho, mucho, que no sacaba un tema nuevo con un mínimo de éxito (porque lo de Papito fue cirugía estética musical para

Completan el reparto

ria, como apuntaba, de reencontra­rse con el camino y con uno mismo, de vivir del recuerdo para tomar impulso, de las penas y las miserias de una familia en un mundo dominado por élites con otros intereses como las guerras, en la que funciona con muy buen resultado la narrativa y en la que se acaba cerrando el círculo con un homenaje a Darwin y su teoría de la evolución. Algo que circula de manera paralela a la obra y contribuye a que el espectador le dé un último giro de guion a la acción que ha ido transcurri­endo sobre las tablas del Principal.

Puede que sea un poco absurdo decirlo ahora, porque llevaba casi 30 años trabajando, pero el cáncer se ha llevado a la actriz Helen McCrory en el mejor momento de su carrera. Tenía 52 años y había debutado en 1993 en algunas series británicas, pero en el último decenio se había consagrado como presencia activa tanto en el cine como en la televisión. Quizá su papel más rotundo, posiblemen­te por el que será recordada, sea el de la tía Polly de Peaky Blinders, un rol absolutame­nte esencial en esta saga sobre gánsteres irlandeses de la segunda década del siglo XX.

También fue conocida para el gran público porque en el 2009 entró con buen pie en el universo de Harry Potter interpreta­ndo en las tres últimas películas de la serie al personaje de Narcissa Malfoy, la bruja madre de Draco y esposa de Lucius. En los siete últimos años combinó teatro y televisión, destacando la entereza y poderío de su personaje en Peaky Blinders.=

sacar dinero). El otro día dijo que a sus 65 años ya tenía hecha su carrera musical. Yo creo que la tuvo hecha a los 50, año arriba año abajo.

 ?? JAIME GALINDO ?? La obra se presentó el miércoles en el Teatro Principal.
JAIME GALINDO La obra se presentó el miércoles en el Teatro Principal.
 ?? JAIME GALINDO ?? Una imagen de la obra, el jueves en el Principal.
JAIME GALINDO Una imagen de la obra, el jueves en el Principal.

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