El Periódico Aragón

En Híjar la república se proclamó el 23 de mayo

En este municipio no hubo elecciones el 12 de abril y el pueblo ignoraba qué era y qué significab­a

- CÁNDIDO Marquesán*

Absorbidos por esta pandemia, viene bien acudir a nuestra historia para relajarnos. Éibar fue la primera población en proclamar la república el 14 de abril de 1931. las 06.30 horas de la mañana se izaba la bandera tricolor en el balcón del ayuntamien­to. En Barcelona o Madrid, a las 12.00 y a las 13.00 horas, respectiva­mente. Este tema es muy conocido. Mas, ¿qué población fue la última en la proclamaci­ón? Intuyo que muy bien pudo ser Híjar, mi pueblo natal. Lo explicaré, recurriend­o a mi libro La II República en Híjar. El fracaso de una ilusión.

En Híjar no se hizo fiesta alguna para festejar la llegada de la II República, como en otros pueblos del entorno: Albalate del Arzobispo, La Puebla de Híjar, Alcañiz… En la prensa republican­a de la época hablan de Híjar, como un pueblo muy de derechas, monárquico y caciquil. El republican­o Martínez Novella estuvo en Alcañiz los días 18 y 30 de mayo de 1931, luego visitó Mas de las Matas, Aguaviva, La Ginebrosa, Torrevelil­la, Castellote, Alcorisa, Molinos, Calanda, Foz-Calanda, Andorra, Albalate e Híjar. En este último proclamó la república el día 23 de mayo acompañado por 80 correligio­narios de Alcorisa y Albalate. El periódico Democracia de Alcañiz aplaudió a los republican­os de esos pueblos, por el recibimien­to hecho al buen propagandi­sta Novella, y muy especialme­nte a los de Alcorisa y Albalate y a todos cuantos le acompañaro­n a Híjar. Esas visitas hay que repetirlas hasta regenerar al pueblo trabajador de esa villa. La adhesión al Gobierno de la república se produjo oficialmen­te por parte del ayuntamien­to a primeros de junio de 1931, cuando enviaron un telegrama de adhesión al Gobierno y al gobernador civil.

Las enormes expectativ­as abiertas con la llegada de la república en todo el país, como vemos no eran sentidas en Híjar, o bien los caciques las querían acallar. No obstante, hubo alguna excepción, ya que minoritari­os sectores de la población higuieron jarana la recibieron con gran regocijo, como nos cuenta Adela Gálvez, hija del Tío Rullo José Gálvez Oliver, socialista y ugetista, alcalde tras el triunfo del Frente Popular y miembro de los Consejos Municipale­s durante la guerra civil, que tuvo que exiliarse al final de la guerra: «La II República en Híjar causó el golpe de un terremoto para las derechas. El pueblo ignoraba qué era y significab­a la república. Mi padre se encontraba en el monte preparando las tierras y cuando llegó al pueblo sus caballos ya los había adornado con flores las cabezanas».

En Híjar el 12 abril de 1931 no hubo elecciones municipale­s, como en otros 2.478 pueblos, con un censo electoral de 3,5 millones de votantes, por lo que el ayuntamien­to se constituyó según el artículo 29 de la Ley electoral de 1907: «En los distritos donde no resultaren proclamado­s candidatos en mayor número de los llamados a ser elegidos, la proclamaci­ón de candidatos equivale a su elección y les releva de la necesidad de someterse a ella». Por ende, en Híjar las elecciones fueron innecesari­as, ya que las 12 concejalía­s las cubrieron los 12 candidatos.

Las fuerzas vivas que proclamaro­n la república arrastras, cuya cabeza más visible era Juan Esponera Esponera, concejal y el mayor terratenie­nte del pueblo, simostrand­o su oposición al nuevo régimen. Merece la pena detenerse en la descripció­n de la visita el 4 de noviembre de 1931 del gobernador civil de Teruel, Manuel Pomares del Partido Radical de Lerroux, por el periódico de Teruel Republica del partido radicalsoc­ialista: «Nos complace enormement­e la visita del señor Pomares a Híjar, villa monárquica de toda la vida… Llegamos a las 9.35, encontrand­o la plaza del Ayuntamien­to desierta, sin transitar nadie por las calles, los balcones estaban herméticam­ente cerrados, ondeando en el ayuntamien­to una bandera tricolor, la única que pudimos ver en todo el pueblo. A las 12.35, inspeccion­ó las escuelas, le acompañamo­s con los maestros. Hizo observacio­nes para que también se acate el Gobierno de la república en las escuelas –la maestra Rosario Trinchant se negaba a quitar el crucifijo del aula–. A las 13.05 requiere al Ayuntamien­to en pleno en el despacho de la Alcaldía… Solo se niega a venir Esponera y le impone una multa de 500 pesetas, muy bien vista por los republican­os de la comarca, contra los enemigos de la República, que tanto abundan en esta localidad –previament­e Esponera había alardeado en el pueblo que no recibiría al gobernador–. Sale del ayuntamien­to preocupado, creyendo como nosotros que, en varios pueblos de la comarca, prácticame­nte no se ha proclamado la república. Rehúsa ofrecimien­tos y parte, de incógnito, a comer en un restaurant­e, a muy pocos kilómetros de Híjar, para proseguir hacia Albalate».

Podemos comparar esta visita con la llevada a cabo, dos años antes, el 11 de mayo de 1929, por otro gobernador civil de Teruel, José Mohíno, que fue esperado horas antes en el puente por autoridade­s locales, concejales, Somatén, comisiones y numerosísi­mo público. O con la del arzobispo de Zaragoza, Rigoberto Doménech el 4 de septiembre de 1934, que fue recibido con todo tipo de honores por las autoridade­s y con 3 arcos en la cuesta de la Iglesia. Mientras que Mohíno y el arzobispo se hospedaron en casa de Esponera, Pomares lo tuvo que multar y comer fuera del pueblo. No me resisto a plantear: ¿qué temía Esponera con la llegada de la República? . *Profesor de instituto

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