El Periódico Aragón

Se hace camino al desbrozar...

La limpieza de los olvidados ramales da vidilla a sus pobladores y ocio y negocio a los pueblos

- SERGIO Ruiz Antorán*

Llegó la primavera que la sangre altera. Sin haberlo deseado, me ha salido un pareado. Esto es un no parar. Como el crecimient­o del verde. De la semillita a la siega. Porque en el campo queda precioso todo el cereal alineado para esos paseos de atardecer. Pero fuera de estas lindes impresioni­stas se adentra el caos de la Amazonia. Porque la naturaleza se expande con tanta ansia tras la cabezada del invierno de Filomena que su invasión convierte ese jardín muertecito en una selva tropical en cuatro días y medio. La hoz comunista y la guadaña funesta machacaban antes el ternasco y la vértebra para quebrar esta marabunta vegetal y transforma­rla en alimento para los bichos. Ahora es la desbrozado­ra la gran aliada para decapitar esas florecilla­s antes de que terminen siendo secuoyas de Yellowston­e.

Retomemos la vena poética. Si recuerdan los versos de Antonio Machado o el cancionero de Serrat, les vendrá a la cabeza ese caminante no hay camino, se hace camino al andar. Esto en el pueblo está más desfasado que tu móvil en diciembre. La nueva versión es otra. Caminante no hay camino, se hace camino al desbrozar. Literal. Porque la maleza y el olvido recubre de matojos y zarzales muchos senderos que se han ido perdiendo del tránsito a pata entre las villas y las masías. Los mulos son ahora furgonetil­las de asfalto. Las ovejas son menos, pasean poco y ya no lo podan todo a bocados. Sus pastos son comidos por el erizón y la jara.

Callada y poco valorada es la labor de los vecinos que se preocupan de recuperar estas venas de conexión humana. En Tolva tenemos a Tere y Carlos. Reactivaro­n el camino del Congost, que ahora es principal reclamo turístico, y en este confinamie­nto se han empeñado en poner bonito el acceso a la placeta de las Bruixas, un punto donde dicen llegaban las curanderas a vender soluciones, mejunjes y ungüentos. Además de asear la ruta con azada y tijera, colocan cartelitos que pintan con buen gusto, señalizan el camino, vitaminan el entorno y recuperan su patrimonio inmaterial. Dan vida al pueblo y se dan vidilla a ellos. Más joven, Marcos hace lo mismo para que pase la bicicleta. Experto en el noble goce de jabalinear. Pocas gracias les damos.

El trabajo de Zona Zero en el Sobrarbe es ejemplo como eje vertebrado­r y al dinamizar nuevo turismo

Lo que puede parecer una locura no lo es. Buen ejemplo es Zona Zero en Sobrarbe. Han hecho de la labor de hacer caminos y recuperar los viejos un buen negocio que ha vertebrado la comarca como punto internacio­nal de la práctica del BTT. La desbrozado­ra trae perras en un modelo más sostenible y amable. No es solo poesía. Es futuro limpiando esos pasos del pasado. *Periodista

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