102 kilómetros de trazado es solo uno de los seis lotes licitados
de la AP-2 a su paso por Aragón: las de Pina de Ebro, Los Monegros y Fraga.
Además, para este sector, el Mitma ha establecido un nuevo modelo de conservación que persigue ofrecer un servicio integral de movilidad al usuario, mejorar el estado de la carretera y red y optimizar los recursos públicos; incluyendo la ayuda a la vialidad y conservación ordinaria, proyectos específicos de pequeñas obras para mejorar la funcionalidad y explotación de los elementos funcionales.
El contrato separa de forma expresa los gastos e ingresos del contrato, estableciendo, de un lado, el presupuesto de gastos (costes de conservación y explotación, y pequeñas obras) y, de otro, el presupuesto de ingresos (canon a abonar como contraprestación por el derecho de explotación de las áreas de servicio y otros servicios públicos).
Con esta licitación, que podría abaratar el coste de la conservación de la infraestructura en la puja de las empresas que se presenten al concurso público, se trata de dar con una empresa que asuma esta conservación de la actual autopista para cuando la concesión privada actual llegue a su fin. Queda por delante el trámite administrativo de presentación de ofertas y la adjudicación con la mirada puesta en el 31 de agosto, fecha en la que la infraestructura pase a manos públicas.
Por eso, más allá de esos 18 millones de inversión dentro de los casi 87 a los que, tal y como adelantó este diario, asciende la de los seis lotes en los que se ha dividido la autopista, está la posibilidad de gestionar su futuro y, sobre todo, dejar de pagar por usarla.