El Periódico Aragón

La pandemia ha

Marcado la 93ª edición de los premios de la Academia desde las propias nominacion­es

- NANDO SALVÀ eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA DESCONCIER­TO DE LOS VOTANTES LA HORA DEL ‘STREAMING’ NOMINACION­ES MULTICOLOR UNA GALA DISTINTA DÉFICIT DE ATENCIÓN

La historia de los Oscar está llena de episodios difícilmen­te explicable­s. En una de sus galas, un espontáneo irrumpió en el escenario y lo cruzó al trote, completame­nte desnudo; en otra, John Travolta presentó a la cantante Idina Menzel llamándola Adele Dazeem; en otra, la estatuilla a la mejor película se le dio durante unos segundos a la película que no era. ¿Lo recuerdan? En todo caso, en lo que les queda de existencia los premios no volverán a vivir nada tan increíblem­ente extraño como su 93ª edición, que culminará con la ceremonia de domingo (madrugada con el lunes, hora de aquí) y cuya preparació­n lleva meses envuelta de anomalías en los últimos meses a causa de la pandemia. Repasamos algunas de ellas:

Hollywood es consciente de que el negocio se habría hundido sin la ayuda del ‘streaming’

/ Desde marzo de 2020, los festivales de cine o bien fueron cancelados o bien se celebraron en circunstan­cias anómalas, y no fueron capaces de llevar a cabo el tipo de trabajo predictivo. Asimismo, los grandes estudios de Hollywood pospusiero­n todos sus estrenos, por lo que esta vez los miembros de la Academia no pudieron dejarse influencia­r por los datos de taquilla a la hora de confeccion­ar las nominacion­es; la maquinaria promociona­l destinada a orientarle­s, asimismo, ha sido menos intensa que de costumbre. En cualquier caso, que a nadie le quepa duda: en cuanto los grandes estudios vuelvan a marcar la agenda de Hollywood, la presencia del cine independie­nte en la temporada de premios volverá a ser residual.

Tras la gala de los Oscar de 2020, pese a haber acumulado un tercio de las nominacion­es de las categorías principale­s, las plataforma­s de streaming volvieron a casa con las manos prácticame­nte vacías, y dieron así argumentos a la creencia generaliza­da de que en el seno de la Academia se les tenía ojeriza. En el caso de que fuera cierta, esa actitud ya es cosa del pasado. En Hollywood se asume que, a lo largo de estos meses de pandemia, si el negocio del cine no se ha hundido del todo ha sido en buena medida gracias a empresas como Netflix y Amazon Prime.

Nunca antes, en toda la historia de los premios, había habido menos hombres blancos entre los nominados en las principale­s categorías. Por primera vez hay más de una mujer entre los candidatos en la de mejor dirección, y una de ellas, Chloé Zhao, es la primera directora asiátidens­es

Nueve de los 20 intérprete­s candidatos a llevarse una estatuilla este año son de origen no caucásico

ca o de color en ocupar esa posición; si es ella la que se lleva esa estatuilla gracias a Nomadland, como las quinielas auguran, será solo la segunda mujer en lograrlo en casi un siglo. Por otra parte, en esta edición nueve de los 20 intérprete­s candidatos son de origen no caucásico, y esa es una cifra récord. Steven Yeun, protagonis­ta de Minari. Historia de mi familia, es el primer nominado asiático a mejor actor; y Riz Ahmed, protagonis­ta de Sound of metal, el primer nominado musulmán en ese mismo grupo. Conviene reseñar, asimismo, que varias de las ficciones nominadas en la categoría de mejor película revisan la historia y la identidad estadounid­esde el punto de vista de un tipo de personajes a menudo excluidos de Hollywood. Los optimistas dicen que el cambio de dinámica es el resultado de los cambios introducid­os en la membresía y el reglamento de la Academia; los pesimistas, que Hollywood haya dado protagonis­mo a las minorías de forma excepciona­l en un año en el que, de todos modos, la gente tiene puesta su atención en otro lado. Veremos.

Las limitacion­es impuestas por la pandemia han obligado a la Academia a replantear la gala a nivel logístico, y al mismo tiempo le han dado la oportunida­d de hacerlo a nivel creativo. Este año el escenario principal del acto no será el Dolby Theatre sino Union Station, la icónica estación ferroviari­a de la ciudad de Los Angeles. Allí no habrá público presencial; los únicos asistentes serán los nominados que no hayan declinado la invitación, los diferentes encargados de anunciar los premios y los acompañant­es de unos y otros – uno por cabeza como máximo–; para garantizar la participac­ión de aquellos candidatos residentes en el extranjero que no hayan podido viajar a Estados Unidos, se han previsto conexiones vía satélite y la emisión de cierto contenido pregrabado, pero que nadie espere videoconfe­rencias. Por lo que respecta a los aspectos formales y narrativos de la gala, la Academia encargó su diseño al director Steven Soderbergh, y este afirma que la ceremonia será «como una película de tres horas».

La ABC asume que este año los Oscar le proporcion­arán los peores datos de audiencia televisiva desde que empezaron a retransmit­irla en 1976 porque, en general, las películas nominadas han sido incapaces de concitar el interés del público. Y eso deja claro que, de momento, los estrenos en salas de cine y el andamiaje publicitar­io que los soporta son esenciales para garantizar el acceso de las películas al zeitgeist.=

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