La crispación de Vox da un giro a la campaña electoral en Madrid
Los partidos de la izquierda abandonan un debate en directo ante las provocaciones de Monasterio PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos creen que el episodio despertará al electorado progresista
Parecía un debate de trámite. Isabel Díaz Ayuso, la gran favorita para retener la Comunidad de Madrid en las elecciones del 4 de mayo, no participaba, desluciendo la cita. Pero al final, lo ocurrido ayer en la SER puede ser determinante, dando un vuelco a toda la campaña. Un vuelco acorde con estos comicios, de verbo tremebundo, enormemente crispados, con dos bloques enfrentados a cara de perro sin el más mínimo puente entre sí. Vox, un partido que se expone a perder apoyos ante el empuje de la candidata del PP, llevó más lejos que nunca su retórica incendiaria, alentando por el camino las expectativas de la izquierda, que ven en lo ocurrido un punto de inflexión, la palanca con la que despertar a su apático electorado.
La aspirante ultra, Rocío Monasterio, evitó rechazar las amenazas de muerte –Santiago Abascal llegó a tacharlas de «montaje»–, a través de cartas con varias balas en su interior, que el día anterior habían recibido el cabeza de cartel de Podemos, Pablo Iglesias; el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. La policía y la
Guardia Civil ya están investigando las misivas y todo apunta a que la misma persona envió las tres desde un buzón de Madrid. La Unidad de Balística analiza los proyectiles y se examinarán las cámaras próximas para ver si se identifica al autor, aunque ya anuncian su complejidad.
Nada más comenzar el debate, Iglesias anunció que si Monasterio
no las condenaba, él abandonaría el debate. La dirigente de Vox no solo no lo hizo, sino que con su actitud altanera propició el desenlace. «Si usted es tan valiente, levántese y lárguese», le dijo.
Iglesias se fue, denunciando a la carrera el «blanqueamiento» de Vox en los medios. Los candidatos del PSOE y Más Madrid, Ángel Gabilondo y Mónica García, en cambio, tardaron en reaccionar. Siguieron debatiendo con Monasterio y Edmundo Bal (Cs) durante más de media hora, pero pasada la pausa publicitaria, momento en el que aprovecharon para consultar con sus respectivos equipos, anunciaron que también abandonaban el espacio radiofónico.
La campaña está rota. Ya no habrá más debates. Quedaban dos por celebrar la próxima semana, en TVE y La Sexta (ambos sin la presencia de Ayuso, que quiere arriesgar lo mínimo y ya había anunciado que solo participaría en el de Telemadrid), pero han sido cancelados después de que los tres partidos progresistas dejaran claro tras la cita en la SER que no
El Partido Popular minimiza el impacto de la bronca y espera captar al votante asustado con la embestida ultra
participarían en ellos si Vox estaba presente.
NUEVAS ESPERANZAS $ El nivel emocional de estas elecciones, ya de entrada muy alto, se elevó aún más, insuflando esperanzas al bloque de izquierdas, a remolque en todas las encuestas, salvo las del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las que más claramente han dado opciones de gobernar a las tres formaciones progresistas.
A grandes rasgos, las tesis del PSOE, Más Madrid y Podemos, que es quien más tiene que ganar con este incidente al ser su candisin dato el protagonista, resultan coincidentes. El altercado puede activar a sus potenciales votantes, al quedar plasmado el «peligro para la democracia» que supone Vox, con muchas papeletas para terminar gobernando con Ayuso, algo a lo que la presidenta autonómica ha abierto la puerta.
Tras un comienzo tímido, con fuertes críticas internas en el caso del PSOE, la izquierda está despertando. El debate del pasado miércoles en Telemadrid, en el que la presidenta en funciones se vio acorralada por los pésimos datos de la pandemia en la comunidad, la encuesta del CIS al día siguiente, que reflejaba un empate técnico entre bloques, y la crispación límites impulsada por Vox han devuelto el optimismo a los equipos de Gabilondo, García e Iglesias, cada vez más unidos. A diferencia de hace unas semanas, ya casi no se arañan entre sí, conscientes de que están en el mismo barco.
«Los tres salimos beneficiados: Pablo, porque es el protagonista; Mónica, porque ya estaba reforzándose, y Ángel, porque es la alternativa a Ayuso como presidente», indican fuentes socialistas, que insisten en que este choque polarizará aún más la campaña. En el entorno de García coinciden en que la actitud de Vox movilizará a la izquierda, pero no quieren caer en el juego ultra y, sostienen, seguirán centrados en la presidenta de Madrid: «El problema fundamental es Ayuso». Iglesias, a última hora de la tarde, ya pidió desde Villaverde frenar a la ultraderecha en las urnas.
En el PP se felicitan por no haber participado en más debates y evitar que su candidata se viera salpicada por un episodio que, anticipan los conservadores, servirá para atraer a simpatizantes del partido ultra, espantados por la virulencia de la campaña de Rocío Monasterio. En su equipo se alegran de que ese episodio ocurriera mientras Díaz- Ayuso participaba junto a Felipe VI en un acto con motivo del Día del Libro. «Ella estaba representando a España y alejada de semejante follón», según un alto cargo del Gobierno autonómico.
Rocío Monasterio VOX
«Si usted es tan valiente, levántese y lárguese de este plató»
Pablo Iglesias UNIDAS PODEMOS
«Permitir que siguiera en el debate así era blanquear a la ultraderecha»
MOVILIZACIÓN DE LA IZQUIERDA$ Los de Ayuso admiten que el choque movilizará a la izquierda pero creen que con un impacto menor que los partidos progresistas esperan, porque «después de 40 días de precampaña no es tan fácil agitar al electorado». Y también consideran que la decisión de Vox de reventar el debate y facilitar esa
Ángel Gabilondo PSOE
«Vox es un incipiente nido de dictadura»
Mónica García MÁS MADRID
«Ese odio no puede llegar a la pizarra de mis hijos»
Edmundo Bal CIUDADANOS
«Iré a todos los debates aunque me quede solo»
Isabel Díaz-Ayuso PP
«Siempre he condenado cualquier amenaza»
reacción del líder de Podemos responde a un objetivo «a medio plazo»: «Acabar con Pablo Casado». Según esta tesis, Monasterio ganará en el 4-M seguro. Si Ayuso la necesita para su investidura, porque facilitará un Gobierno «de derechas» y, si suman las izquierdas, porque Casado «estará dañado de muerte».