El 9-M pone a prueba la gestión del covid entre las autonomías
Sin estado de alarma, las comunidades tienen pocas armas para decretar normas España llega a 5 millones de inmunizados pero los expertos piden no bajar la guardia
Después de 14 meses de pandemia, un total de 78.293 muertos y unas restricciones a la movilidad, el turismo, la cultura y la vida social inéditas hasta ahora, la gran pregunta es qué va a pasar en toda España a partir del próximo domingo, cuando concluya un estado de alarma que ha durado seis meses. La Sociedad Española de Epidemiología teme que, con el levantamiento de esa medida y la llegada de la época estival, la población baje la guardia. «Hay que extremar las precauciones porque la pandemia no ha terminado», recuerda.
A diferencia de las olas anteriores, la vacuna hace vislumbrar la luz al final del túnel: 11,7 millones de personas tienen ya al menos la primera dosis y la pauta completa superó ayer los 5 millones (primer objetivo en fechas cumplido del plan del Gobierno para que el 70% de la población esté inmunizada a finales de agosto). Pero en las ucis de toda España hay ahora mismo 2.323 pacientes luchando contra el coronavirus y solo en Madrid se han notificado en la última semana 89 muertes, según los datos del pasado domingo del Ministerio de Sanidad.
CINCO MILLONES DE VACUNADOS // El objetivo del Gobierno era llegar a lo que se considera riesgo bajo (50 casos por 100.000 habitantes) antes de relajar las medidas por completo. La incidencia media española es de 223 y los peores datos los acapara Euskadi, con 496. El lendakari Íñigo Urkullu –que ya ha visto cómo hay jueces que tumban órdenes decretadas por su Ejecutivo, como el cierre de los bares– ha pedido al Ejecutivo central una prórroga del estado de alarma para continuar con las restricciones. Los planes del gabinete de Pedro Sánchez no pasan por ahí. El Ministerio de Sanidad es partidario de ir aprobando disposiciones en función del estado de la pandemia.
Mientras que Euskadi sufre el peor panorama, la Comunidad Valenciana ha conseguido tener la tasa de contagio más bajo de toda España: 42 casos por 100.000 habitantes. Su presidente, Ximo Puig, tiene claro que la causa de la bajada ha sido «la concienciación» de los valencianos y su «actitud cívica». Puig ha avanzado que las restricciones no desaparecerán el 9 de mayo y que la desescalada será «tranquila». La intención de la Generalitat valenciana es que a partir del 9 de mayo el toque de queda nocturno siga vigente, al contrario que la otra gran medida: el cierre perimetral de la comunidad.
A falta del estado de alarma, las autonomías tienen escasas armas legales para decretar normas que afectan a los derechos fundamentales. Por ejemplo, la movilidad y la libertad de reunión. Antes de ser aplicadas, necesitan estar perfectamente justificadas desde el punto de vista sanitario y legal para recibir el visto bueno de los tribunales de justicia.
Para decretar cierres perimetrales y toques de queda, algunas autonomías llevan días pidiendo al Gobierno instrumentos jurídicos, incluida la modificación de leyes estatales, que es una reclamación de dirigentes del PP. Otra opción sería volver al estado de alarma a la carta que ya ofreció Sánchez en otoño y al que ninguna autonomía se acogió.
LOS ANTECEDENTES DEL VERANO // Una vez pasadas las elecciones en Madrid, el Gobierno y las autonomías moverán ficha para decidir cómo será la vida de los españoles sin estado de alarma.
Nada invita al optimismo. El escenario más probable es el de caos y la habitual trifulca política. El cansancio de una población que lleva 14 meses sin apenas vida social y una economía en horas bajas que pide a gritos que vuelva el turismo empuja hacia una desescalada rápida. Pero los antecedentes del pasado verano y las vacaciones navideñas demostraron los peligros que implica precipitarse. Pisar el acelerador para relajar medidas también implicaría un daño a la comunidad médica, que está al límite de su resistencia después de 14 meses atendiendo enfermos de covid y con los hospitales saturados.