Jáuregui desgrana el alma romántica
La pianista donostiarra ofrece un recital en la sala Mozart dentro del ciclo Grandes solistas Pilar Bayona
Judith Jáuregui se mostraba ilusionada en sus redes sociales estos días con el concierto que iba a ofrecer en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Un espacio en el que ya había actuado en dos ocasiones anteriores en las que, por un lado, ella había comprobado la espectacular acústica con la que cuenta la sala; y, por otro, el público se había cerciorado de que todos los elogios que recibe la pianista donostiarra no son en vano. Como decíamos, la artista venía muy predispuesta a disfrutar con el recital incluido en el ciclo de Grandes solistas Pilar Bayona que cada año acoge el Auditorio de Zaragoza.
Y lo hizo, lo de disfrutar, con un programa volcado en, como se titulaba su recital, El alma romántica. La donostiarra interpretó con su particular intensidad y estilo Andantino de Clara Wieck Arabeske Op. 18, de Schumann; las Seis piezas para piano, Op. 118, de Brahms; y la Balada n.º 1 en Sol m, Op. 23 y el Andante spianato y Gran Polonesa brillante, Op. 22, de Chopin.
Judith Jáuregui desplegó sobre el escenario de la Mozart («una sala grandiosa de la que guardo preciosos recuerdos», había destacado como explicábamos en sus redes) un estilo que le ha llevado a estar entre las pianistas españolas más relevantes de los últimos años y que le ha llevado a colaborar con un buen número de orquestas (incluida la Nacional de España con la que debutó en este escenario precisamente). En ese mismo lugar, en esta ocasión, en Zaragoza, actuó como solista y desplegó esa «soberanía pianística» con la que le han definido los medios alemanes. Todo antes de su consolidación con su último trabajo discográfico publicado el año pasado y titulado precisamente Die romantische Seele que incluía música de Robert y Clara Schumann, grabado junto a la Orquestra Simfònica Camera Musicae y Tomàs Grau para el sello alemán Ars Produktion.
Ayer por la tarde, en un horario más temprano a lo habitual debido a la pandemia, Judith Jáuregui volvió a sacar del piano, instrumento con el que ha credido tras desechar el violín que no acababa de gustarle, su especial sonido que, a juzgar por el recibimiento, le gustó, una vez más, al público zaragozano.