El Periódico Aragón

Denuncian que la «mala gestión» de la CAI ha seguido en su fundación

UGT y un grupo de trabajador­es piden la retirada del ere y que no se cierren centros Exigen a la entidad que se reestructu­re y venda patrimonio antes que hacer despidos

- J. H. P. jheras@aragon.elpeiodico.com ZARAGOZA INDEMNIZAC­IÓN MÍNIMA

La «mala gestión» que llevó a la desaparici­ón de Caja Inmaculada, que fue absorbida por Ibercaja en el 2014 ante la imposibili­dad de seguir en solitario, ha sido «heredada» por la Fundación CAI, que viene dando continuida­d desde hace siete años a la obra social de extinta entidad de ahorros. Así lo denunciaro­n ayer trabajador­es de la institució­n y UGT, que reclamaron la retirada del ere planteado para el despido de 16 de los 34 personas que forman la plantilla y la continuida­d de los tres centros que se quieren cerrar, como son la centenaria biblioteca Mariano de Pano de Zaragoza y las sede de Huesca y Teruel.

«La solución no puede pasar únicamente por el despido de unos trabajador­es que han estado aportando su profesiona­lidad y su implicació­n personal durante tanmanes, tos años», aseguró Victoria Camarena, asesora sindical de los trabajador­es y responsabl­e de UGT en Ibercaja, que ofreció una rueda de prensa junto a Daniel Aguelo, portavoz de la plantilla, y tres empleadas de los centros afectados por los cierres.

La parte social criticó la «gestión catastrófi­ca» de los últimos años y reivindicó la labor social y cultural que en su larga trayectori­a ha venido desarrolla­ndo la fundación, en manos de Acción Social

Católica, y la obra social predecesor­a, algo que, a su juicio, se va echar por la borda sin buscar otras soluciones como la venta de parte del valioso patrimonio con que cuenta la o la renegociac­ión de los «convenios en precario» que mantiene con otras entidades.

«Prefieren prescindir de su gente en lugar de hacer una reestructu­ración en profundida­d de los jugosos convenios que han venido firmando en estos años», lamentaron. Como ejemplos de estos desseñalan las «ayudas monetarias a terceros» que se han seguido haciendo. En el 2019 y el 2020 superaron los 500.000 euros y en el 2021 figura una partida de casi 140.000 euros, de los que 84.000 son para Acción Social Católica.

Camarena subrayó que esto ocurre en una entidad que «se basa en la doctrina social de la iglesia» e hizo un llamamient­o a las Administra­ciones para que «tomen cartas en el asunto». «Quieren seguir manteniend­o el patrimonio y no vender nada, en lugar de mantener a los trabajador­es y la actividad social y cultural», afirmó.

En cuanto a la negociació­n del ere, Aguelo consideró que la fundación está ofreciendo unas condicione­s «inaceptabl­es». Por el momento, las indemnizac­iones por despido ofrecidas son de 23 días por año trabajado con un límite de 23 mensualida­des, lo que supone poco más del mínimo legal (20 días con 12 meses). En este sentido, lamentó que no se contemple la voluntarie­dad en las salidas ni la posibilida­d de llevar a cabo prejubilac­iones para los mayores de 55 años, algo que permitiría paliar el daño del recorte de personal.

Para salvar del cierre a la biblioteca o los centros de Huesca y Teruel, la parte social abogó por que se ceda su gestión a otras entidades, como la Fundación Ibercaja, lo que permitiría reubicar a los trabajador­es afectados.

El objetivo final es promociona­r su papel en la construcci­ón sostenible (fibras celulósica­s-lignina, madera micro laminada…) y la bioeconomí­a circular (bolsas biodegrada­bles y reciclable­s de fibra o papel como sustitució­n de bolsas de plástico). Además, se pretende promover el análisis, la colaboraci­ón, la consulta y el desarrollo de iniciativa­s relacionad­as con la gestión forestal sostenible, la movilizaci­ón, valorizaci­ón, comerciali­zación y promoción de la madera en Aragón.

Este grupo de trabajo se reunió por primera vez el 29 de noviembre del 2011, bajo la tutela del Departamen­to de Agricultur­a, Ganadería y Medio Ambiente. Desde el 2011 al 2015 se celebraron un total de seis reuniones. En este nuevo periodo, se espera mejorar e intercambi­ar conocimien­tos, así como coordinar y contrastar intereses, de forma que permita una adecuada interlocuc­ión y representa­ción de los distintos ámbitos del sector empresaria­l, la propiedad forestal y la industria de la madera en Aragón, con la participac­ión de las institucio­nes y administra­ciones públicas.

 ?? JAIME GALINDO ?? Trabajador­es de la Fundación CAI en la rueda de prensa ofrecida ayer.
JAIME GALINDO Trabajador­es de la Fundación CAI en la rueda de prensa ofrecida ayer.

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