Por el cambio climático
No me creo mucho el resultado de una encuesta según la cual los españoles son los europeos que más cambiarán su rutina para salvar el clima. No me creo que estemos dispuestos a cambiar nuestras costumbres y comodidades si no se impone mediante una ley que nos obligue, aunque no faltarán ciudadanos que lo intenten en cierta medida por voluntad propia, convencidos de que perjudicamos el clima y no tenemos derecho a dejar el planeta a nuestros sucesores peor que lo recibimos de quienes nos precedieron.
Claro que en las medidas que se han de tomar para evitar el cambio climático unas son más fáciles de acatar que otras.
Por ejemplo, dejar de volar y ahorrar en energía y agua me parece más posible que comer menos carne y sustituirla por alimentos vegetales. Tampoco veo muy factible dejar el coche en el garaje o en la calle y viajar en transporte público ni evitar comprar bienes nuevos si se pueden reparar los que ya se poseen ni sustituir la leche por otros preparados vegetales como la soja. Complicado es no comprar productos con mucho embalaje, pues escasean en el mercado.
Casi todo va envuelto en banpertos dejas plastificadas. Reciclar vidrio, papel y plástico se hace por una mayoría de las personas gracias a que al lado de casa tenemos los respectivos contenedores para ello. Dice la encuesta que españoles e italianos estamos dispuestos, en un 32%, a comprar ropa y calzado solo cuando sea necesario. También empatamos en un 22% en lo que respecta al compromiso de adquirir bienes de segunda mano y en menor cantidad.
Cada día aumenta la compra por aplicaciones de internet la compra de utensilios y prendas de segunda mano pero a la vez vemos que en establecimientos de ropa barata los compradores se llevan bolsas repletas aprovechando la ocasión de precios asequibles. Solo un 35% de españoles encuestados está dispuesto a no desperdiciar los alimentos haciendo listas antes de comprar o consumiendo las sobras. Ya se sabe que en las encuestas no se responde siempre la verdad y que una cosa es la buena intención y otra muy distinta la realidad.