«Miro al futuro con más miedo que otra cosa»
«Miro al futuro con más miedo que otra cosa», resume el epidemiólogo Nacho de Blas. Se refiere al futuro inmediato, claro. Al de hoy, al de mañana. De aquí a un mes. «Parece claro que la gente va a salir a saco, que van a ir a la montaña, a la playa, a todos lados. El efecto del final del cierre perimetral lo veremos en dos semanas más o menos», asegura el veterinario, en ascuas por la situación. «Todavía hay llamas. Sabemos que los bomberos solo dejan el incendio tras cerciorarse de que no queda ni un rescoldo. Aquí estamos igual. La gente está cansada, dicen, pero por aguantar un par de semanas más no pasa nada».
«Ya sabemos que cualquier retraso a la hora de tomar una medida se nota en que las consecuencias son mayores», explica
De Blas, que recomienda fijarse «en los grupos de edad que tienen mucha movilidad y conexiones sociales, sobre todo de 15 a 24 años» y recuerda que habrá que estar muy atento al decaimiento del toque de queda, «que puede propiciar un aumento de las reuniones en las casas por la noche, sobre todo en la capacidad de transmisión que tienen algunos jóvenes, que se sienten invulnerables».
No son los únicos peligrosos. «A partir de los 35 años está la gente que tiene segundas residencias, que son los que se mueven más en desplazamientos y a los que también habrá que prestar atención». Dice el veterinario, preocupado también por el debate jurídico: «Da la impresión de que algunas medidas va a haber que pelearlas tanto ante el juez que cuando las concedan el mal estará hecho».