El sector del turismo no consigue despojarse de su preocupación
Se diría que en hoteles, casas rurales y lugares de turismo en general se ha celebrado el final del estado de alarma aunque sea como paso previo a la normalidad de toda la vida. No ha sido para tanto, ni mucho menos. Lo explican bien fácil desde Faratur, la Asociación Aragonesa de Turismo Rural. «Estamos muy preocupados. Una cosa es lo que dice el Gobierno central y otra lo que le escuchamos a Lambán, que en Aragón puede arbitrarlo todo como quiera. Entre unos y otros nos da la impresión de que vamos a seguir cerrados. Aún siguen confinando aunque sea para cuatro días. Si bajan los contagios, ya se abrirá, dicen. Pero no lo parece», dice su presidente, Jesús Marco.
En el turismo rural se siente doblemente golpeados tras confirmar que el Gobierno de Aragón les ha excluido del tercer plan de ayudas autonómico dirigido a determinados sectores económicos afectados por las consecuencias del covid, que han recibido «con estupor, sorpresa e indignación» y que consideran una decisión «intolerable que margina nuestro medio rural ya suficientemente castigado».
«Lo que están haciendo no nos parece la solución, así no le vemos futuro. En Teruel, por ejemplo, si no permiten el paso de la gente del Levante, no hacemos nada. La gente de Valencia no es que sean clientes, es que en muchos casos son sus segundas residencias. Pero, bueno, ya vemos que se hará en función de lo que diga el político de turno o el responsable de Sanidad. A los demás no se nos tiene en cuenta», dice Marco, que admite que ha habido «un ligero repunte de reservas de cara al verano, sobre todo de gente que quiere ir en un momento determinado a un lugar determinado», pero se lamenta de que la mayoría de la gente llame para regatear los precios, «algo que antes no pasaba».
Las opiniones, aquí ya en cascada, van casi todas por el mismo camino. A saber: la movilidad es buena noticia, pero el asunto aún está parado. Lo dicen las agencias de viaje, por ejemplo. En el Pirineo añaden que el panorama estará más claro a partir del 15 de julio; y en las sierras de Teruel puntualizan que no habrá «alegría» hasta que el nuevo estado permanezca en el tiempo. Se puede seguir entre la ilusión y la cautela, aunque otra vez la palabra más repetida es incertidumbre.