El Periódico Aragón

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La casualidad ha querido que el enfermero Juan Lorente sea el encargado de vacunar contra el covid a su padre de 68 años «Estoy contento. Ha sido una época dura», dice

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El momento ción Primaria, vivía con sus padres cuando estalló la pandemia. «Aquello fue difícil. En el centro de salud tenía muchos contactos directos, atendíamos a pacientes que luego daban positivo y lo hacíamos sin mascarilla. Sentí miedo por mis padres, que no salían de casa pero yo era un riesgo», explica. «Lo primero que hacía al volver a casa era ir al baño, meter el pijama en la ducha y lavarlo con lejía. Era todo surrealist­a, pero necesario», recuerda Juan.

Cuando pasó la primera ola (el confinamie­nto le impidió hacer

mudanza) se marchó a vivir con su pareja. Tras aquella «dureza» de los primeros meses, ahora ha podido inmunizar a su padre y el top de su historia familiar podría ser hacer lo propio con su madre. «Le he cogido cita para la de Pfizer ahora que su edad está en agenda, pero no sé si el día que venga estaré yo. Sería bonito, la verdad», dice.

Carga asistencia­l

paciencia», dice. Las quejas se les acumulan porque la aplicación no funciona, en los teléfonos no hay respuesta y hay quien quiere adelantars­e a su cita. «Algunos pacientes te piden en alguna otra consulta que se la pongas ya, porque sino va a tener que venir al día siguiente. La logística que hay detrás no la comprende. Cada vacuna tiene, por así decirlo, nombre y apellidos», explica.

En este sentido, Lorente hijo reconoce que «lo que más» le ha afectado en esta pandemia es la crispación por parte de la ciudadanía. «No es algo general, pero pasamos de los aplausos a muchas quejas. Entiendo los problemas, pero hay quien lo ha pagado con nosotros con broncas sin sentido. Esto no solo es un pinchazo, hay que preparar la dosis, cuya carga dura tres horas, y al mismo tiempo hemos seguido con nuestra actividad diaria», cuenta.

El enfermero ya ha administra­do la dosis contra el covid más especial y ve el final de la pandemia cerca, pero advierte: «Esto no ha terminado. Quizás nos hemos relajado, pero siguen llegando pacientes contagiado­s. Que avance la vacunación no supone que el virus haya desapareci­do», recalca. 3.449, cuatro más que las que figuraban ayer en el portal, una en las 24 horas previas. La tasa de letalidad cae al 2,8 % y el índice de mortalidad por 10.000 habitantes sube a 26. Por zonas de salud, Ejea, con 24, encabeza el número de contagios y se sitúa en una tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes de 459,3 casos a 7 días y de 842 a 14, periodo en el que Jaca se mantiene como la ciudad de más de 10.000 habitantes con una mayor incidencia, 929,2 casos.

En número de contagios, a Ejea le siguen Gallur con 13 y Parque Goya, Torrero-La Paz, La Almunia y Calatayud Urbana con 10 cada una. Aragón tiene disponible­s 78 camas de uci con respirador, nueve sin respirador y 1.353 de hospitaliz­ación convencion­al.

El viernes permanecía­n ingresadas en los hospitales aragoneses 358 personas, 20 menos que un día antes, de las que 75 estaban en uci una más. Por tramos de edad el que más infectados tiene, 54, es el de personas de entre 45 a 54 años y hay cinco casos de menores de un año.

«En la primera

 ?? CHUS MARCHADOR ?? Juan vacuna a su padre José Antonio contra el covid, en el centro de salud de Actur Oeste, con la dosis de Janssen.
CHUS MARCHADOR Juan vacuna a su padre José Antonio contra el covid, en el centro de salud de Actur Oeste, con la dosis de Janssen.

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