El Periódico Aragón

Vacunas, sí, pero ¿para todos?

Solo cuando la mayor parte de la población esté vacunada, podremos pensar en reactivar la economía

- LUISA Broto*

En el pasado pleno del Ayuntamien­to de Zaragoza, defendí una moción presentada por mi formación, Zaragoza en Común, donde pedíamos la liberaliza­ción de las patentes de las vacunas del covid-19 para su acceso público y el mayor de los apoyos y consensos posibles para empujar hacia su consecució­n. Sentí que era la moción más importante de las que se iban a debatir en esa sesión, días después del lamentable resultado de la votación en el Europarlam­ento donde PP, PSOE, CS y Vox no dieron su apoyo a que esta exención prosperase. Y la vida de miles y miles de personas… pendiente de un hilo, en juego.

Mientras, se nos llena la boca con la importanci­a de la vacuna. Vacunas, ¡sí!, pero ¿para todas las personas por igual? Parece que no hayamos aprendido de esta devastador­a crisis global. Solo cuando la mayor parte de la población mundial esté vacunada frente al covid podremos darnos por, mínimament­e, seguros y pensar en reactivar la economía. El ejemplo de lo que está sucediendo en la India estas últimas semanas, donde después de dar por controlada la crisis sanitaria están al borde del colapso, es un triste ejemplo de la necesidad de erradicar, en todo el planeta, esta pandemia. Nadie estará protegido hasta que todas las personas estemos protegidas. La razón es sencilla y está clara desde el comienzo de la pandemia: nos encontramo­s ante un problema de salud pública mundial.

Pero, si se necesitara­n más motivos, hay muchas otras razones para defender la liberaliza­ción de las patentes. Las primeras, de carácter ético y político. A fecha 31 de marzo de 2021, la proporción de reparto de las vacunas era la siguiente: países ricos, 86%; países pobres, 0.1%. Es decir, que en el primer caso, una de cada cuatro personas ha recibido una vacuna contra el covid-19, frente a una proporción de 1 persona vacunada de cada más de 500, en el caso de los países más pobres. Los datos son, de por sí, suficiente­mente reveladore­s y demuestran la desigualda­d estructura­l existente.

Con más de 2,9 millones de muertes en todo el mundo a causa del coronaviru­s, es necesario que las vacunas sean un bien común para la humanidad. Los gobiernos no pueden perder más tiempo a merced de la industria farmacéuti­ca, que sigue con su negocio lucrativo y fijando altos precios, incluso en plena pandemia.

Si necesitan más razones, hay más. ¿Por qué limitar el precio de las vacunas? Su investigac­ión ha estado financiada por enormes cantidades de dinero público. Hemos pagado, ya, tres o cuatro veces el valor de éstas, en lo que se refiere a investigac­ión, desarrollo, producción, licencia de compra…, por lo que no existen motivos para mantener estas patentes.

Es en 1990 cuando, por primera, vez un mRNA se transcribe en animales in vivo (base de las actuales vacunas), gracias a una investigac­ión en una universida­d pública de Winsconsin que se realizó con financiaci­ón pública. Se han invertido millones de dinero público en I+D, hay spin-offs de universida­des, fundacione­s sin ánimo de lucro, ayudas públicas a empresas que comienzan en esta carrera... Y, al final, solo al final, encontramo­s a las empresas privadas.

Los mecanismos voluntario­s para compartir la tecnología de las vacunas como COVAX, C-TAP (una iniciativa que no ha conseguido la participac­ión de ninguna farmaceúti­ca) y otros similares se han mostrado totalmente ineficaces, además de dejar en manos de las empresas el control sobre la producción y reparto de éstas.

Tanto en la Unión Europea como en la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), existen mecanismos que permiten liberar patentes en situacione­s de emergencia. ¿Acaso ésta no lo es?

En las últimas semanas, la propuesta de India y Sudáfrica ha recibido el apoyo de Joseph Stiglitz (Premio Nobel), François Holland (expresiden­te de Francia), Mary Robinson (expresiden­ta de Irlanda) o José Luis Rodríguez Zapatero (expresiden­te español); y del director general de la OMS.

En total, más de 200 organizaci­ones de todo el mundo, entre las que se encuentran Salud Por Derecho, Amnistía Internacio­nal, Médicos Sin Fronteras y Oxfam Intermon; alrededor de 400 representa­ntes del Europarlam­ento y de Parlamento­s de diferentes estados de la Unión Europea; y más de 180 premios Nobel y ex mandatario­s se han manifestad­o en este sentido y han pedido que se apoye esta petición. ¿A qué seguimos esperando?

*Concejala de Zaragoza en Común y exvicealca­ldesa

En la Unión Europea existen mecanismos que permiten liberar patentes en situacione­s de emergencia

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