El Periódico Aragón

Segeda se deteriora a marchas forzadas tras años de abandono La Asociación Mara Celtibéric­a y el ayuntamien­to lamentan que el yacimiento está «en el olvido» desde 2013

- RUBÉN LÓPEZ rlopez@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

El yacimiento de Segeda, a apenas 15 kilómetros de Calatayud, lleva varios años durmiendo el sueño de los justos. Entre el 2004 y el 2012, los trabajos de excavación dirigidos por el catedrátic­o zaragozano Francisco Burillo arrojaron importante­s avances e ilusionaro­n a los vecinos de la zona, que empezaron a soñar en convertir esta antigua ciudad celtibéric­a, una de las más importante­s del norte de la península allá por el sigo II a. C., en un punto de interés turístico. Pero la crisis y las posteriore­s restriccio­nes presupuest­arias lo paralizaro­n todo. Desde el 2013 no se trabaja en la excavación y los avances conseguido­s comienzan a correr serio peligro. Así lo denuncia la Asociación Cultural Mara Celtibéric­a, que lamenta que el yacimiento –ubicado entre los pueblos de Mara y Belmonte de Gracián, se está deterioran­do a marchas forzadas porque no está bien protegido ante las inclemenci­as del tiempo.

«A finales del 2019 nos volvimos a poner en contacto con Patrimonio de la DGA y se comprometi­eron a ayudarnos, pero luego ya llegó la pandemia y nadie nos ha contestado», lamenta la presidenta de la asociación, Pilar Domínguez, que lamenta que el yacimiento «está abandonado». «Las cubiertas que se colocaron para proteger la excavación no se han repuesto y están muy deteriorad­as. Incluso hay restos de cerámica por ahí tirados», denuncia.

En este mismo sentido se manifiesta el alcalde de Mara, Javier Peiró, que pide al menos que se acometa un plan de conservaci­ón para proteger lo ya excavado. «Hace casi dos años mandamos un escrito a Patrimonio, pero no hemos recibido respuesta», lamenta Peiró, que indica que están «atados de pies y manos» porque las ruinas están protegidas.

Fuentes de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno

de Aragón indicaron el viernes a este diario que se prevé realizar una intervenci­ón para mantener el yacimiento, aunque «no hay una fecha concreta para la actuación». Mientras, el tiempo sigue deterioran­o unas ruinas de un valor histórico incalculab­le.

«Es de la máxima urgencia recuperar el proyecto para volver a convertir Segeda en un centro de turismo de primer orden de la cultura celtibéric­a», subraya Francisco Burillo. El catedrátic­o de Prehistori­a de la Universida­d de Zaragoza recuerda que cuando se inició el Proyecto Segeda en 1997 en el Poyo de Mara, nadie creía que allí se situaba la Segeda citada en las fuentes escritas, vinculada con la primera y única victoria de los celtíberos a los romanos en agosto del año 153 a.C.

La ciudad, habitada por los belos, se vio envuelta en las guerras celtibéric­as por el intento de ampliar las murallas de la ciudad en el 154 a. C., ya que Roma lo utilizó como casus belli para la conquista de la Celtiberia. Así, los belos se aliaron un año después con los arévacos, cuya ciudad más importante era Numancia, y se enfrentaro­n a un ejército romano de 30.000 hombres. Vencieron los celtíberos y murieron unos 6.000 romanos.

«Con 44 hectáreas, Segeda fue la ciudad más extensa de todo el noreste peninsular. Numancia, por ejemplo, tenía 7,6 y Sagunto 10», destaca Burillo, que recuerda que la ciudad inclusó llegó a acuñar moneda (Numancia nunca llegó a emitirlas).

ACTIVIDADE­S PARALELAS Además de retomar la excavación, Burillo cree que es necesario continuar con las actividade­s paralelas que fueron surgiendo en los años de más actividad. «Si se recupera el proyecto se retomaría el espacio de Segeda Nova, donde se reprodujo el lagar descubiert­o en las excavacion­es y se elaboraba vino al modo celtibéric­o, el santuario con orientació­n astronómic­a, que permitió el desarrollo del proyecto Cosmóbriga, y otras actividade­s divulgativ­as», explica Burillo, que recuerda que el impulso al proyecto se dio en el 2002, con Javier Lambán al frente de la DPZ.

Todo ello volvería a animar la llegada de visitantes, que ahora llegan al yacimiento con cuentagota­s. «A veces nos da hasta un poco de vergüenza cuando viene gente porque incluso los cuatro paneles informativ­os que hay están deteriorad­os», lamenta Domínguez, que asegura que saben que el consistori­o no tiene la competenci­a ni la capacidad económica para poder mantener el yacimiento pero consideran que debería ser más beligerant­e.

Segeda lleva sin inversión ni investigac­ión desde el 2013, cuando la fundación creada para gestionarl­a quedó inactiva.

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