La crisis de los microchips duplica los afectados por ertes en Aragón
Se estima que perjudicará a unos 10.000 trabajadores del sector del automóvil
Stellantis, Renault, Volkswagen, Seat, Ford… La industria del automóvil está sufriendo un gran bache debido a la crisis de los semiconductores. Su impacto en Aragón se ha traducido en la pérdida de 23 jornadas productivas en Figuruelas durante las últimas semanas y la aprobación de un expediente de regulación temporal de empleo (erte) de 50 días (a aplicar hasta el 31 de diciembre) para más de 5.000 trabajadores del área de producción de la factoría aragonesa. A estos hay que añadir 600 personas afectadas por un erte en el área de estructura (oficinas y administración, entre otros).
Pero la crisis no queda ahí. Las estimaciones realizadas por el clúster del automóvil de Aragón (Caar) señalan que el cese de la actividad de los fabricantes españoles por la falta de microchips se puede traducir en la aplicación de nuevos ertes en las empresas auxiliares que afectarán al menos a otros 5.000 empleados en la comunidad. Es decir, a los 12.084 trabajadores que están protegidos por estos expedientes en Aragón habría que sumar, al menos, otros 10.000 solo en la automoción, con lo que eso supone de pérdida de poder adquisitivo, capacidad de consumo de los hogares, descenso de las exportaciones --la automoción representa un tercio de las ventas al exterior-- y efectos en el Producto Interior Bruto (PIB).
La caída de la facturación en las empresas aragonesas que trabajan para Stellantis u otros productores oscilaron entre el 20% y el 30% solo durante el pasado mes de abril. Por tanto, y a tenor de que estas compañías ingresaron unos 9.000 millones en el 2020, el descenso de la cifra de negocio ronda los 200 millones solo durante el pasado mes.
«Creemos que la mitad de las compañías aplicarán ertes, un 40% se acogerán a medidas de flexibilidad pactadas y un 10% se verán obligadas a prescindir de trabajadores temporales», señala el gerente del clúster, David Romeral. Stellantis ya recortó el turno de noche en 300 trabajadores, la mayoría temporales. Ahora toca a los proveedores. De hecho, algunas firmas como Lear, Adient y Cooper Standard están negociando nuevos expedientes de regulación temporal de empleo.
Con todo, el vicepresidente del Caar, Juan Carlos Dueñas, prefiere ver la botella medio llena, ya que «a medio y largo plazo esperamos que la falta de semiconductores se vaya resolviendo ya que los proveedores de los mismos tendrán suficiente capacidad para poder producir lo que el mercado demanda», aunque reconoce que aún se dilatará algo en el tiempo.
REPERCUSIÓN VARIABLE Pese a todo, el impacto de la crisis de los semiconductores es variable en estas empresas. Algunas producen para prácticamente un solo fabricante y otras tienen diversificados los clientes, pero también la actividad y, por tanto, no dependen solo del sector del automóvil. Pese a todo, las consecuencias serán «graves», señala Romeral. Ya lo han sido, apunta, mientras lamenta el problema derivado de la «falta de planificación» al que se han enfrentado en las últimas semanas las auxiliares, ya que Stellantis decidía de un día para otro si paraba o no la producción en función de si había o no piezas en el mercado. «Para estas compañías es fundamental programar el trabajo e ir día a día no te permitía hacerlo», indica el gerente del clúster del automóvil.
Dueñas incide en esta misma línea y subraya que los paros intermientes han obligado a «gestionar personal de producción e indirecto con poco tiempo, pues la información que se recibe por parte de algunos clientes sobre los paros productivos por falta de semiconductores es inferior a 24 horas.
LA ESCASEZ VA PARA LARGO Pero a corto plazo no se vislumbra una solución para el sector. «La situación no se normalizará hasta finales del 2021 o comienzos del 2022», asegura Yolanda Bravo, del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón, que vaticina una caída notable de la producción y del empleo temporal. De hecho, Figueruelas ya ha dejado de fabricar más de 40.000 vehículos y podría superar los 100.000 si se cumple el peor escenario. «Los cortes en la producción han venido para quedarse durante unos meses», indica Bravo.