El Periódico Aragón

Errados y herrados

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Isidoro Berdié Bueno Zaragoza

Este país ha abusado del calificati­vo «nazi» y «fascista» mucho y sin base, con motivo de las elecciones en Madrid, aún más. Para aclararlo estamos nosotros, nada que esperar del departamen­to de Historia Contemporá­nea de la Universida­d, ni del departamen­to de Derecho Político, que ya se abstuviero­n de contestar a mi pregunta: ¿Han sido las dos repúblicas españolas ilegales, proclamada­s sin Cortes Constituye­ntes? Pero todavía hay tiempo para pronunciar­se. Otra pregunta que está también en el aire es para el departamen­to de Historia Medieval: La institució­n del Justicia, miembro y representa­nte de la Nobleza frente al Rey, ¿qué tenía de democrátic­a para que nuestra joven democracia la resucitara?

En gramática, nacional socialismo, «nacional» sería el adjetivo cuya función es dar colorido, y «socialismo» sería el núcleo, sintagma y estructura de la palabra. Analizado desde el prisma de la asepsia que da la Filosofía, el concepto sería el sustantivo y la idea la forma. Lo que caracteriz­a al sujeto es la identidad, es decir, lo que uno es, y eso en «nacional socialismo» es socialismo.

Un nazi se identifica como socialista, socialista alemán, facción o fracción del socialismo, si queremos matizar. Como el PCE, que también es otra facción o fracción del PSOE, cuando este no se adhirió a la Internacio­nal Comunista (Komintern).

En análisis económico, Hitler y Mussolini al llegar al poder optan por las nacionaliz­aciones, el intervenci­onismo y por la economía de

frente a la economía liberal de libre mercado, a la que relega y desprecia.

En metáfora, son como hojas de una misma planta cuya raíz sigue siendo el socialismo, con sus orígenes en la lucha de clases y dictadura del proletaria­do (Marx). Preguntado Lenin por la libertad respondió: «¿Libertad para qué?». Para él la libertad era un defecto de las democracia­s que había que superar, amén de que no cabía en sus doctrinas totalitari­as pues llevaba implícito la posibilida­d de decirle no al partido y a él mismo, y eso era intolerabl­e.

Anda por ahí mucha gente errada, por seguir doctrinas de gente herrada.

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