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Un ganadero altoaragonés pondrá en marcha un proyecto para transformar campos de almendros convencionales en ecológicos con el uso de los excrementos de estos animales
también estás cambiando la visión de cómo cuidar el campo», añade este ganadero.
Ferrer, al mismo tiempo, considera que para llevar a cabo esta conversión del campo, es necesario la colaboración entre los productores de la zona y eliminar la competencia, y de esta forma de pensamiento nace este proyecto. «En vez de competir con lo que hay en el suelo, empezamos a plantearnos que lo que crece en el suelo es el amigo y no el enemigo y sacaremos más partido», enfatiza.
Fertilizadores natos
Una buena productividad se consigue con un suelo fértil, y ese es el propósito que se busca. No tanto que el fruto sea mejor que antes, sino que la salud del campo sea buena y permita crecer los árboles sanos. «No nos fijamos en el fruto, sino en que la salud del suelo sea la mejor posible para que los árboles estén en un suelo sano, sean sanos y nos den el producto. Una buena productividad». «Hay dos escalones previos, tener un buen suelo y luego tener una buena cosecha», asevera Ferrer.
La iniciativa nace a raíz de una no muy buena producción de almendra en el último año. La finca estaba en estado de abandono y están en «pleno proceso de recuperación», cuya última etapa es la inclusión del ganado. Este ganadero confía en que la agricultura regenerativa «se irá instalando con el tiempo», con el País Vasco y Navarra como grandes artífices. «En el mundo del campo están los grandes productores y contra ellos no podemos competir. Tenemos que buscar alternativas que sean viables social y ecológicamente hablando», apostilla el ganadero Arturo Ferrer.