Abramovic gana el Princesa de Asturias de las Artes
Marina Abramovic fue galardonada ayer con el premio Princesa de Asturias de las Artes. Así lo dió a conocer el jurado reunido de forma telemática a causa de la pandemia. Este es el primero de los premios Princesa de Asturias que se fallan este año.
La autodefinida como «madrina del arte de la performance» nació en Belgrado, el 30 de noviembre de 1946. Inició su carrera en los años 70 y desde entonces se ha mantenido activa explorando la relación entre el artista y la audiencia, los límites del cuerpo y las posibilidades de la mente. Se ha dicho que Marina Abramovic, que en 1976 dejó la antigua Yugoslavia para vivir en Amsterdam, plantea su obra como una catarsis de la que debe surgir, apelando a algunas de las posiciones de Susan Sontag en su ensayo «Ante el dolor de los demás», una «respuesta compasiva».
En las imágenes de la «performer» no hay transigencia con las imágenes de la violencia y el horror; al contrario, es una llamada sobre la inocencia de la infancia y el horror de la guerra. Los trabajos de Marina Abramovic, que entre 1973 y 1975 fue profesora de la Academia de Bellas Artes de Novi Sad, ha llamado la atención de la crítica desde sus primeras propuestas. En 1974, por ejemplo, planteó una «performance» en la que tomó varias píldoras con distintos efectos sobre su cerebro para mostrar, ante el público, las relaciones entre cuerpo y mente.
Según la crítica especializada, el trabajo de Marina Abramovic explora «los límites del cuerpo y la mente» a través de performances arriesgadas y complejas en una constante búsqueda de libertad individual.