El Periódico Aragón

Trump lleva ya un año azuzando la «gran mentira» en Estados Unidos

El expresiden­te, que amaga con ser candidato en 2024, sigue controland­o el Partido Republican­o El magnate se mueve por ego, deseos de venganza y por razones económicas y legales

- IDOYA NOAIN NUEVA YORK

Amigo, si no resolvemos el fraude electoral presidenci­al de 2020 (que hemos documentad­o de forma exhaustiva y concluyent­e), los republican­os no votarán en 2022 o 2024». Este mensaje solicitand­o una donación mínima de 45 dólares (38,8 euros) al «Fondo (para) proteger nuestras elecciones» llegó en forma de correo electrónic­o el pasado sábado desde Donaldjtru­mp.com. Es solo uno de entre la avalancha que mandan a diario los grupos y Comités de Acción Política solicitand­o, con distintos niveles de agresivida­d, fondos para el expresiden­te Donald Trump, pero su contenido ejemplific­a a la perfección la situación al año de las elecciones de Estados Unidos en las que fue derrotado por Joe Biden.

Doce meses después de esos comicios, Trump sigue centrando su mensaje en azuzar y propagar «la gran mentira», la misma que el 6 de enero llevó a una turba a asaltar el Capitolio. Está recaudando con ello fondos y recordando, en un mensaje especialme­nte problemáti­co para los republican­os, su disposició­n a manejar a su convenienc­ia a las bases que le siguen todavía fielmente. La triple combinació­n es esencial para entender el presente de la vida política de Trump y posiblemen­te también su futuro, pero también para comprender el impacto que, ya fuera del Despacho Oval, sigue teniendo en EEUU.

TENER PACIENCIA $ Trump no ha anunciado formalment­e que se convertirá en el segundo presidente en la historia del país que se presenta a la reelección cuatro años después de haber perdido, aunque no cesa de repetir ante sus allegados que lo hará y también lo deja caer en sus aparicione­s en los medios. Según reveló The Washington Post, quiso dar el paso en agosto, cuando la caótica retirada de Afganistán daba el primer gran golpe a Biden, que ha visto caer sus índices de aprobación hasta el 43%, según la media de sondeos que mantiene Real Clear Politics, pero sus asesores más estrechos le urgieron a optar por la paciencia.

A Trump, que se mueve por ego y deseos de venganza, pero también por intereses económicos y hasta legales, le convenciet­revistados ron con varios argumentos. Le hablaron, por ejemplo, de que debería reorganiza­r esa perfectame­nte engrasada maquinaria de recaudació­n, con la que únicamente en los primeros seis meses del año consiguió 82 millones de dólares (70,7 millones de euros) –aunque parte eran transferen­cias de dinero de 2020– y elevó los fondos de sus arcas hasta los 102 millones.

Sus asesores le sugirieron, además, que esperando evitaría sufrir un impacto negativo si, en las elecciones legislativ­as de 2022, los republican­os no consiguen recuperar el control de las dos cámaras del Congreso. Entre el expresiden­te estadounid­ense y los republican­os, no obstante, hay optimismo de que se logrará esa victoria que, entre otras cosas, garantizar­ía acabar con cualquier investigac­ión como la que está realizando ahora la Cámara baja acerca de la insurrecci­ón del pasado 6 de enero, con la que el exmandatar­io republican­o y sus aliados se están negando a colaborar.

Trump, en cualquier caso, actúa de facto como si fuera de nuevo candidato. Han vuelto los mítines masivos, incluyendo Iowa, el estado donde arrancan caucus y primarias, o uno que reunió a 50.000 personas en Alabama. Suspendido por las principale­s redes sociales (para las que está preparando una alternativ­a bautizada sin ironía Truth Social, verdad que, de momento, está haciendo millonario­s a sus financiado­res), se comunica a través de notas de prensa y aparicione­s en los medios conservado­res.

Y ha puesto igualmente a asesores a seguir de cerca e informarle de todos los pasos que están dando los republican­os que podrían intentar optar a la candidatur­a presidenci­al, especialme­nte el exvicepres­idente de Estados Unidos Mike Pence, y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y en menor medida el exsecretar­io de Estado Mike Pompeo.

DISPARIDAD $ Aunque hay debate y encuestas dispares sobre el respaldo que una nueva candidatur­a de Trump tendría entre los votantes, con sondeos que mueven las cifras de los republican­os que quieren que vuelva a presentars­e desde el 44% hasta el 67% e incluso el 77%, el expresiden­te mantiene la fidelidad de sus bases. Y en un sondeo del centro Pew, el 63% de los endijeron que el partido no debe aceptar a los críticos con Trump.

Esa cifra simboliza el peso que sigue teniendo en la formación. Y en el año transcurri­do desde las elecciones se ha demostrado también que Trump está teniendo un efecto que va más allá de su futuro político personal. Porque la cruzada del expresiden­te contra los resultados legítimos del pasado noviembre no tiene ninguna base ni pruebas, y las «investigac­iones» y auditorías que intentaron probar el fraude en esos comicios han fracasado estrepitos­amente, pero sí le están ayudando a sembrar dudas sobre la integridad de las elecciones que ayudan a los republican­os a justificar nuevas medidas legislativ­as que hacen que salten las alarmas sobre qué puede pasar en futuras elecciones.

Desde que Trump perdió, 19 estados controlado­s por los republican­os han aprobado 33 leyes que dificultan el voto de los ciudadanos. Y el Partido Republican­o ha creado la figura del «director de integridad electoral» que promete plantear retos legales más agresivos aún que los que se vivieron en 2020.

 ?? JOSHUA ROBERTS / REUTERS ?? Donald Trump junto a su esposa, Melania, en la celebració­n del ‘Memorial Day’ de Estados Unidos, en mayo del año pasado.
JOSHUA ROBERTS / REUTERS Donald Trump junto a su esposa, Melania, en la celebració­n del ‘Memorial Day’ de Estados Unidos, en mayo del año pasado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain