Amenazado por dar voz a quienes no la tienen

Eliécer Cáceres

Comenzó su activismo en un movimiento estudiantil, con solo 17 años. Compaginaba sus estudios de Periodismo con su militancia en la Fundación Joel Sierra, de la que ahora es directivo, cuando «en el trabajo diario con las comunidades del campo y los barrios descubrí que la comunicación también forma parte de la defensa de los derechos humanos, y empecé a difundir, a través de la radio y videos cortos, las voces no se escuchan en los medios de comunicación masivos».

Eliécer Cáceres, director de la emisora comunitaria Arauquita Stereo y vicepresidente de la Fundación Indígena Intercultural Makaguan Sikuani, está pagando un alto precio por su defensa del territorio. «Temo por mi vida cuando salgo a hacer mi trabajo», confiesa.

En el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela, hay una fuerte presencia de grupos armados, como el ELN o la disidencia no desmovilizada de las FARC. Esta última le ha robado dos veces la camioneta para tratar de silenciar su labor informativa.

«Hemos sufrido amenazas del paramilitarismo y de las fuerzas públicas, y persecuciones judiciales por decirle no a la explotación petrolera». Acusa a la compañía estadounidense OXY «de etnocidio, genocidio y ecocidio, porque desplazó a indígenas y campesinos de la zona y acabó con una laguna enorme, que era una reserva de flora, fauna y peces», lamenta.

«Esta denuncia nos ha puesto en el punto de mira de las multinacionales y del Estado y, como no han podido hacer otra cosa, fabrican montajes judiciales para ponernos presos». Compañeros suyos han acabado en la cárcel o huyendo, y él está pendiente de juicio. Pero «no regresar sería darle la espalda a las comunidades y los líderes sociales» a los que defiende.