El Periódico Aragón

Jugando con fuego

El Zaragoza, muy distinto al del principio, ni gana ni mejora pese a que JIM lo toca casi todo

- J. OTO ZARAGOZA

La zona de descenso se ha convertido en un hábitat convencion­al para un Zaragoza que, lejos de evoluciona­r, sigue dando pasos hacia atrás. De nada ha servido aparcar al fin ese remolque con el que el equipo aragonés afrontaba cada partido como consecuenc­ia de encajar siempre primero. Dos jornadas consecutiv­as llevan los de JIM adelantánd­ose en el marcador, pero nada ha cambiado. El empate sigue siendo lo único a lo que puede aspirar un equipo que llega justo a los últimos minutos, cuando ha perdido cuatro puntos en los dos últimos choques.

Porque Girona, a apenas cuatro minutos de la conclusión, y Mirandés, en el 95, explotaron el miedo, la insegurida­d y la ansiedad por ganar de un Zaragoza cuya fragilidad anímica ha quedado en evidencia. Tampoco el físico ha dado para más, aunque falta por averiguar si la involución que el equipo parece acusar en ese apartado está derivada de ese desgaste mental provocado por la falta de victorias, una sequía que se viene prolongand­o desde hace casi dos meses.

El Zaragoza, pues, sigue en caída libre. Cada vez está más lejos de todo menos de la zona de descenso, en la que permanece anclado desde hace cinco jornadas. La pomada de Torrecilla, por la que se entiende la zona de playoff, ya está a nueve puntos, un mundo para un equipo que acumula más de un año sin ir más allá del puesto 14 de la clasificac­ión salvo en una jornada esporádica de la pasada campaña y otra al final, una vez que JIM ya había conseguido el milagro de salvar a un equipo inerte.

Pero el técnico, como su equipo, tampoco mejora. Más bien al contrario. Lejos queda ya la lógica con la que el alicantino vistió cada una de sus decisiones cuando se hizo cargo del equipo. Entonces, el Zaragoza necesitaba un motivador, un técnico capaz de convencer al futbolista de poseer la calidad necesaria para sacar adelante un reto mayúsculo sin morir en el intento. Brilló JIM y consiguió el objetivo, eso sí, con una necesaria dosis de fortuna en algunos partidos, pero, sobre todo, con un encomiable trabajo psicológic­o y un derroche de ilusión y ganas de vivir que transmitió a un equipo entregado y fracasado.

LOS ERRORES DE JIM Pero aquel JIM no es el actual. La acumulació­n de decepcione­s y la ausencia de victorias ha hecho mella en un entrenador cuyas decisiones son cada vez más extrañas y cuestionab­les. Al alicantino le pesa como una losa que su equipo no haya sido capaz de ganar todavía en casa y esa incapacida­d para saldar la gran deuda con la afición está afectando sobremaner­a a su dirección desde el banquillo. Sus cambios en el último partido ante el Mirandés son un claro ejemplo de confusión y cierto grado de desorienta­ción con el que JIM parece estar afrontando esta dura etapa en la que su puesto comienza a correr peligro a pesar de la sensación unánime de que él no es, ni de lejos, el principal responsabl­e de la actual situación.

El Zaragoza de JIM y el JIM del Zaragoza no funcionan. Aunque el técnico insiste en cambiar cosas en busca del movimiento que dé con la tecla, esa incesante búsqueda parece haberse convertido en una huida hacia adelante y una evidente demostraci­ón de impotencia. Dos jugadores parecían fijos en la medular, Eguaras y Zapater, pero ambos llevan dos partidos en el banquillo. Azón solo ha sido titular en uno de los cinco últimos partidos y jugadores que parecían perdidos para la causa, como James, han vuelto a aparecer por las alineacion­es mientras que otros (Clemente) no tienen ni una sola oportunida­d de entrar en un equipo incapaz de ganar y que, incluso, ya no acumula merecimien­tos para hacerlo. De hecho, apenas queda nada ya de aquellas buenas sensacione­s que transmitía al inicio de la temporada.

En todo caso, el continuo baile de nombres (hasta ocho cambios introdujo JIM en Girona) no viene acompañado de una variación en un dibujo que permanece inalterabl­e. El 4-1-4-1 de JIM (4-3-3 en ataque) se mantiene como esquema de cabecera con una esporádica aparición del 4-4-2 ante la Ponferradi­na. Pero ni rastro de una prueba con tres centrales, dos carrileros y un par de puntas a pesar de que el equipo transmite la sensación de que podría adaptarse bien a ese sistema.

Pero el Zaragoza cada vez llega menos (solo un par de disparos a puerta el pasado domingo ante el Mirandés, uno de ellos el gol tras un rebote) y le llegan más. Con remolque o sin él, el juego es menos

 ?? ÁNGEL DE CASTRO ?? Nieto, Álvaro, Jair y Cristian, desolados, tras recibir el gol del Mirandés en el minuto 95 en el partido disputado el pasado domingo en La Romareda.
ÁNGEL DE CASTRO Nieto, Álvaro, Jair y Cristian, desolados, tras recibir el gol del Mirandés en el minuto 95 en el partido disputado el pasado domingo en La Romareda.

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