El revés del plan social de EEUU amarga el final de año a Biden
El rechazo por culpa del demócrata Joe Manchin se suma a una inflación galopante El presidente espera impulsar otra versión de la idea, pero su figura se ha debilitado
El año no acaba como el presidente de EEUU, Joe Biden, hubiera querido. La inflación galopante golpea los bolsillos y los ánimos pese a la buena situación de una economía impulsada por el plan de 1,9 billones de dólares de ayuda implementado ante la pandemia, con perspectivas y datos de crecimiento sin parangón en décadas, el paro en el 4,2% y la pobreza infantil reducida en un 50%. Aunque el 72% de la población adulta estadounidense está vacunada, el porcentaje va por detrás del de otros países avanzados y las inyecciones de refuerzo no van al ritmo deseado, malas noticias ahora que la variante ómicron sacude a una ciudadanía y unos recursos médicos exhaustos.
El golpe más duro a la presidencia de Biden, ya en serio declive de valoración en las encuestas desde la caótica retirada de las tropas de Afganistán en verano (tiene un índice de aprobación de solo el 43,5%), le ha llegado, no obstante, en la última semana y desde su propio partido. El pasado domingo el senador de Virginia Occidental Joe Manchin anunció en una intervención en FoxNews que no dará su voto a Build Back Better, el mastodóntico plan de inversiones de Biden en atención sanitaria, cuidado infantil e iniciativas climáticas.
Incluso tras recortes y modificaciones para responder a las demandas de Manchin que rebajaron la cuantía del plan desde los 3,5 billones de dólares en 10 años que aprobó la Cámara baja hasta los 1,75 billones, el paquete habría supuesto la mayor transformación social de EEUU impulsada por el Gobierno federal en décadas. Era también básico para la agenda planteada por Biden para luchar contra la emergencia climática. En definitiva, era la principal apuesta legislativa del presidente. Y ha quedado en el purgatorio, intensificando el cisma entre facciones del Partido Demócrata y oscureciendo las perspectivas de la formación de cara a las elecciones legislativas de 2022.
El anuncio de Manchin, senador moderado por un estado que Trump ganó por 40 puntos, y públicamente preocupado por la inflación, pero también señalado por sus intereses en la industria del carbón y las grandes donaciones que recibe de los sectores de combustibles fósiles, fue un mazazo que provocó una airada reacción de la Casa Blanca. car adelante el plan de gasto social y logró la luz verde (aunque seis congresistas demócratas votaron en contra). Y ahora hay una recriminación del tipo «lo avisamos» de quienes advirtieron de que acabaría pasando lo que ha sucedido: que Manchin, con la inversión en infraestructuras ya aprobada, no apoyaría la que es más transformadora aún.
Biden no tira la toalla y el martes aseguró que seguirán hablando para sacar adelante alguna versión del plan. También el líder demócrata de la Cámara alta, Chuck Schumer, ha prometido un voto en enero. Pero lo sucedido evidencia la debilidad del mandatario para sacar adelante su agenda con un control del Congreso tan exiguo como el que tiene, una debilidad que pone en cuestión otra prioridad en la agenda de la Casa Blanca y en el partido: sacar adelante las iniciativas legislativas para proteger los derechos de voto, sobre cuya principal propuesta los republicanos ya han impedido tres veces que llegue siquiera a debate.
Ahora se plantean distintos caminos para Biden. La congresista Alexandria OcasioCortez, por ejemplo, esta semana le urgía a ser más contundente respecto a la posibilidad de acabar con el filibusterismo en el Senado y a apoyarse más en el poder ejecutivo. «Se acaba el tiempo, tenemos que movernos y usar caminos alternativos», declaró la neoyorquina. Otros sugieren que, en vez de seguir intentando retocar el Build Back Better para lograr el apoyo de Manchin, apueste por plantear propuestas de ley separadas para distintos aspectos del plan.
Ocasio-Cortez le insta a