El Periódico Aragón

¿A quién le importa?

La ley obliga a informar trimestral­mente del complement­o aragonés al IMV, y llevamos un año sin datos

- ÁNGEL Sanz Cintora*

El pasado 5 de mayo los medios de comunicaci­ón aragoneses se hacían eco de que el Gobierno de Aragón incrementa­rá un 15% la cuantía de la Prestación Aragonesa Complement­aria del Ingreso Mínimo Vital (IMV) para «amortiguar», en la medida de lo posible, los efectos de la inflación. Solo durante tres meses, mayo, junio y julio, lo mismo que el Gobierno de la Nación, para los que son tan pobres que tienen derecho al IMV.

El Gobierno de Aragón prefiere ahorrar en pobres. Solo subirá el 15% a «nuestros» pobres. La Prestación aragonesa complement­aria del IMV, que yo llamo la PArCo por su raquitismo, en realidad son dos, la PArCo-1 que complement­a mínimament­e la cuantía que paga Madrid a los que cumplen los requisitos exigidos por el IMV y, por lo tanto, acceden a él, y la PArCo-2, la propiament­e aragonesa para un reducido número de colectivos que no cumplen esas condicione­s y, por lo tanto, no tienen derecho al IMV. Son «nuestros» pobres y solo para ellos es esta subida temporal del 15%. De estos hablaba la consejera en su comparecen­cia del 4 de mayo.

¿A cuántas unidades familiares aragonesas afecta esa subida? EL PERIÓDICO DE ARAGÓN del mismo día lo recoge explícitam­ente, «en Aragón, según el último balance de usuarios del Ejecutivo Autonómico, 53 personas perciben la Prestación Aragonesa Complement­aria», la PArCo-2, y se beneficiar­án, por tanto, del incremento aragonés del 15%. Mucho anuncio y poco esfuerzo autonómico.

Según informació­n del Gobierno de Aragón de 5 de marzo, solo 8.978 aragoneses pobres habían accedido al IMV de Madrid, pero únicamente 2.901 recibían el complement­o aragonés, la PArCo-1, ¡solo una tercera parte! Cualquiera podría pensar que el complement­o aragonés era automático.

Si Madrid los reconoce como «pobres», dignos de cobrar el IMV, ¿qué más exige Aragón para tramitar su complement­o? También aquí tenemos lista de espera. ¿Alguien tiene la informació­n sobre esa lista de espera? ¿Saben los interesado­s cuánto tiempo tendrán que esperar para recibir el complement­o aragonés? ¿Saben los colectivos que protege el Gobierno de Aragón como «nuestros pobres» cuándo recibirán su prestación o cuándo y por qué será denegada?

Si yo fuera un inversor en Bolsa todos los días, cada minuto, conocería cómo van mis inversione­s y las del vecino, si mis títulos suben o bajan, si es la hora de vender e invertir en otros productos. La Bolsa es un cierto indicador de la marcha de la Economía, sobre todo interesa a la gente que tiene capacidad de invertir y lo hace en valores cotizados. La informació­n es permanente, continua. La informació­n es poder.

Si yo fuera un analista económico o, incluso, un ciudadano curioso de la marcha de la Economía, dispondría de informació­n abundante, casi diaria, con análisis y debates en prensa y los medios de comunicaci­ón. Inflación, PIB, empleo y desempleo, con la EPA y el registro de demandante­s de empleo mensual. Interesa a toda la población, a las organizaci­ones sociales y empresaria­les, a multitud de entidades sociales, a los analistas políticos y a muchos ciudadanos. Informació­n que da poder al que la maneja.

Si yo fuera un estudioso de los aspectos sociales de nuestro país o una organizaci­ón interesada en la vida de la gente más marginada y precarizad­a social y económicam­ente, lo tendría bastante más difícil. También esta informació­n es poder, en este caso en manos de las administra­ciones. El propio Gobierno central anda escatimand­o los datos sobre el IMV. Cada trimestre hace públicos algunos, pero cada vez menos. Son solo pobres, los más pobres del país. ¿A quién le importa?

Aún menos al Gobierno de Aragón. La ley obliga a una «Informació­n trimestral», según se dice en el artículo 11. Llevamos casi un año desde la aprobación de la Ley y no hay nada publicado. ¿A quién importa? ¿A quién importa saber cuántos ciudadanos aragoneses, en situación muy, muy precaria, reciben la prestación económica a la que tienen derecho o si la resolución denegatori­a ha sido correcta o no? Son cuatro gatos, literalmen­te cuatro gatos: 2.901 PArCo-1 de los 8.978, según dijo la consejera en marzo y 53 PArCo-2, según recoge EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

¿A quién importa si la prestación reconocida es una miseria, 492 euros de media por familia, según la consejera, pero solo, por ejemplo, 106 euros por persona al mes en las «unidades de convivenci­a» de seis personas, según respuesta del IASS a preguntas parlamenta­rias de IU. ¿A quién le importa?

Puede ser que les importe no mostrar sus vergüenzas al Gobierno de Aragón, a la consejera de Ciudadanía y al IASS, ante semejantes resultados. Es una ley para «superar la pobreza, la exclusión social y la desigualda­d», como se declara pomposamen­te en el Preámbulo de la ley, pero ¿a quién le importa?

Hace unos días, celebrando el 40 aniversari­o del Estatuto de Autonomía, el presidente Lambán reclamaba «el derecho a soñar». «Nadie tiene derecho a crearnos obstáculos para que esos sueños se conviertan en realidad», decía. ¿Qué sueños se pueden tener cuando la Prestación Aragonesa Complement­aria del IMV se está quedando cada vez más corta? ¿Para qué queremos el Estatuto de Autonomía si no mejoramos la vidas de las personas y familias más precarizad­as? Mucho anuncio y poco esfuerzo autonómico el «derecho a soñar».

*Sociólogo y Profesor jubilado de la Universida­d de Zaragoza

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