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El pívot ha sido el refuerzo más sólido del Casademont en el final de la temporada Con 5,9 rebotes y 12,3 de valoración es el más destacado del equipo en esos apartados
Euforia
Unos guarismos muy similares a los que el nigeriano de 27 años había firmado en el Banco di Sardegna Sassari, con el que disputó 19 partidos con 9.6 puntos y 6.4 rebotes, en los 25 minutos disputados de promedio en la Lega italiana. Tanto sus actuaciones como su buen trabajo diario han dejado muy buena impresión dentro del club, pero la continuidad del jugador, que firmó hasta final de temporada, dependerá, entre otras cosas, tra el entonces colista Betis. En solo tres de sus ocho partidos, entre ellos los dos primeros, se quedó por debajo de la decena de créditos de valoración. Su mejor actuación fue en la sorprendente y a la postre decisiva victoria frente al Barcelona, cuando anotó 17 puntos y capturó 7 rebotes para 21 de valoración. En Murcia también destacó con 13 puntos, 8 rebotes y 18 de valoración.
Los problemas
llado especialmente.
Mientras, Triggvy Hlinason ha continuado dando muestras de su potencial y capacidades pero, como le ha sucedido hasta ahora con entrenadores de todo tipo, ningún técnico ha terminado de confiarle a él la titularidad en el cinco. Así que el Casademont tuvo que buscar en el mercado hasta el final. Encontró a Mekowulu que, de entrada, era ya algo diferente a lo que tenía y a lo que había tenido en ese puesto. Sin ser un gigante (2,05 es su estatura oficial), al menos sí tenía una energía y una capacidad atlética con la que no contaban sus predecesores. Así, su ayuda cargando el rebote e imponiéndose por dentro ha sido muy importante para el equipo.
De los cuatro movimientos de Toni Muedra para salvar al equipo, el de Mekowulu ha quedado como el más consistente. Sakota ha dejado algunas decisiones difíciles de entender, Kilpatrick no estaba en su mejor momento y no ha sido un anotador fiable, Ferrari fue el revolucionario que encendió la chispa sin que luego supieran acomodarle en un rol determinado y Mekowulu ha sido la pieza que, de manera silenciosa, sin llamar especialmente la atención, se ha ido haciendo sólido en el equipo.
El nigeriano ha mejorado el nivel