Centenares de soldados rendidos salen de Azovstal
Rusia asegura que retiene a 1.730 militares ucranianos de Mariúpol Moscú afirma que unos 900 han sido trasladados a una colonia penitenciaria
Moscú ha cuantificado en 1.730 el número de combatientes ucranianos que se han rendido en Mariúpol en tres días, incluidos 771 en las últimas 24 horas. La incertidumbre planea, sin embargo, sobre dónde y cómo están los soldados heridos. Moscú asegura que más de 900 combatientes ucranianos de la planta siderúrgica de Mariúpol han sido llevados a una antigua colonia penitenciaria, en una parte de Donetsk controlada por Rusia, mientras que Ucrania no ha comentado su paradero.
Entre los combatientes hay 80 heridos que fueron llevados a un hospital en territorio controlado por Rusia, según explicó el Ministerio de Defensa ruso, que difundió un vídeo de soldados saliendo de la planta metalúrgica, algunos de ellos con muletas, y siendo cacheados y sus mochilas registradas. Se desconoce cuántos soldados ucranianos quedarían dentro de las instalaciones de Azovstal.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informó de que está elaborando un registro de los cientos de prisioneros de guerra ucranianos que defendieron la acería de Azovstal en Mariúpol (sureste), con el fin de hacer un seguimiento de su arresto y ayudarles a ponerse en contacto con sus familias. Este registro se lleva a cabo a través de un formulario en el que los soldados anotan su nombre, fecha de nacimiento y datos de un pariente cercano, informó Cruz Roja.
«El CICR debe tener acceso inmediato a los prisioneros de guerra allá donde se encuentren, de acuerdo con el mandato otorgado por los Estados a través de las Convenciones de Ginebra de 1949», recordó la centenaria organización internacional, que insistió en su derecho a entrevistar a este tipo de prisioneros sin testigos o a visitarlos sin restricciones de duración.
Desde el 16 de mayo, 1.730 defensores de Azovstal, todos del Batallón Azov y entre ellos 80 heridos, se «rindieron» y entregado a las fuerzas rusas, de acuerdo con Moscú. El Gobierno ucraniano, que prefiere referirse a estos defensores como «evacuados», quiere intercambiarlos por prisioneros rusos, pero Moscú aún no se ha pronunciado públicamente sobre esta posibilidad, que encuentra resistencia en el Parlamento ruso y los separatistas prorrusos del Donbás. Desde ambas partes se exige juzgar e incluso imponer la pena de muerte a los «criminales de guerra», término con el que algunos diputados califican a los miembros del Batallón de Azov.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, afirmó que los últimos defensores de Mariúpol –soldados regulares y de la Guardia Nacional, de la que depende el Batallón de Azov– son héroes nacionales. Moscú, en cambio, acusa al batallón de nacionalismo radical antirruso y neonazismo y también de actuar contra los rusohablantes de Ucrania.
La unidad, nacida en 2014 como una milicia para luchar contra los separatistas prorrusos, niega ser fascista, racista o neonazi, y el Gobierno de Ucrania asegura que fue reformada y depurada de sus orígenes radicales para integrarse en el Ejército.
El Parlamento ruso se
y el ministro de Economía, Rishi Sunak, que fueron sancionados el mes pasado por celebrar una fiesta en su oficina para celebrar el 56º cumpleaños del premier en junio de 2020, cuando las reuniones sociales estaban prohibidas. Esto provocó que políticos de la oposición y algunos de su propio partido reclamaran la dimisión de ambos. En abril, el Parlamento británico aprobó investigar a Johnson por las fiestas.
De las 126 multas interpuestas por la policía británica, 53 han ido dirigidas a hombres y 73 a mujeres. Además, 28 personas han recibido más de una sanción. La conclusión de la denominada Operación Hillman allana el camino a la publicación de la otra investigación paralela que ha llevado a cabo la alta funcionaria Sue Gray, quien había avisado de que esperaría a la conclusión de la pesquisa policial para divulgar su informe completo sobre los hechos.