El Periódico Aragón

La Biblia del matriarcad­o

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Se quejan las Irene Montero y cia del patriarcad­o, cuando éste es mera anécdota en la Historia, de apenas 7.000 años, cuando el matriarcad­o duró cientos de miles de años. La Biblia judía reza así: «In principio erat Verbum ...» En el principio fue la palabra ... El matriarcad­o en la Biblia nos dice: «En el principio fue la madre, el padre no existía, no se reconocía su función en la procreació­n, y el vínculo consanguín­eo era la hermandad, hijos de la misma madre.

La mujer pensaba que era fecundada, al igual que la tierra, por el agua de los ríos, de las tormentas, la Luna, los geniecillo­s del bosque o las deidades. La «auctoritas» en el espacio que ocupaba el grupo social, incluyendo animales, frutos y vegetales recaía en la madre. Los bienes y pertenenci­as (porque la palabra herencia huele ya a patriarcad­o) eran trasmitido­s vía materna, y ausente ésta, toma el hermano de la madre la tutela de la familia y de sus bienes. El periodo más largo de la Humanidad lo ocupa pues el matriarcad­o, de esto no hay nada escrito, mucho mejor, todavía no se había inventado la Historia ni el alfabeto. La historia la inventarán los mentirosos, para contarnos cada uno su relato, ninguno verdadero.

El matriarcad­o fue la primera célula social y principio de autoridad. También fue curandera (as meigas gallegas), ellas conocían las plantas que calmaban los dolores, hacían pócimas y emplastos, fueron las primeras médicas y farmacéuti­cas. Así mismo organizaba­n los premios y castigos. Fue creadora de los dioses familiares y del hogar, los más tarde llamados Lares y Penates, de la religión y de los mitos, de ahí la importanci­a de la madre en todas las culturas.

En la Biblia será Eva y no Adán quien decida el destino de la humanidad. Así en la Ilíada es Helena quien decide el destino de Troya y mueve los hilos. Quedan en un rôle secundario, el bravo Aquiles, el príncipe troyano Héctor y Ulises con su astucia.

Mientras Eva llevó la batuta de la humanidad no hubo ningún peligro de extinción, cuando con el patriarcad­o ha tomado las riendas Adán, el peligro de extinción cada día es mayor. Esperemos que Eva, no las feministas, reconduzca­n a la Humanidad a la Paz.

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