Tres de cada 10 mujeres ganan el salario mínimo o incluso menos
Casi tres de cada 10 mujeres ganan el salario mínimo inter- profesional (SMI) o menos en España. La desigualdad salarial creció en términos absolutos y también entre géneros durante el primer año de irrupción del co- ronavirus, especialmente entre las capas peor pagadas del mer- cado laboral español. El sueldo más habitual que el trabajador español de a pie percibió duran- te 2020 bajó, ligeramente y marcado por las nuevas contrata- ciones a bajo coste, hasta si- tuarse en los 1.320 euros brutos (en 14 pagas) o los 18.480 euros brutos al año.
Así lo indica la encuesta de es- tructura salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE) publi- cada ayer, elaborada en base a los datos recopilados de 28.500 empresas y 230.000 trabajado- res, y que muestra que en secto- res como la hostelería apenas han subido los salarios en la última década. En 2020, el 27,5% de las mujeres ganaban 950 euros brutos (en 14 pagas) o menos al mes, frente al 11,9% de los hombres que estaban en esa misma situación. Un año antes, previo al incremento del Salario Mínimo Interprofesional de 900 a 950 euros, dichos porcentajes eran de 25,7% para ellas y 11,1% para ellos.
Es decir, la proporción de trabajadores de bajos ingresos ha crecido entre ambos géneros – en ello influye el aumento de la cota del salario mínimo–, pero lo ha hecho en mayor intensidad entre las trabajadoras.
En el otro lado de la balanza, el 3,7% de los hombres cobraron en 2020 salarios que fueron hasta cinco veces o más superiores al salario mínimo, frente al 1,9% de las mujeres. el APP (compras para evitar la deflación en los años previos) eran «incondicionados» porque no estaban destinados a países específicos. El que se está definiendo ahora sí es para países concretos, lo que apunta a que estará vinculado a condiciones. El OMT de 2012, en cambio, obligaba al cumplimiento de duros compromisos, lo que hizo que ningún Gobierno lo solicitase. No parece que vaya a ser el caso ahora: el nuevo mecanismo tendrá una «naturaleza bastante diferente» porque el entorno actual es «muy diferente».
Guindos destacó que el nuevo mecanismo «no debe interferir» con el objetivo de la política monetaria de que la inflación se sitúe en el 2% a medio plazo. Ello apunta también a que habrá condiciones, ya que las compras de deuda tienden a elevar el IPC.
Preguntada la vicepresidenta Calviño no se mostró partidaria a las condiciones: «El escenario en el que nos encontramos responde a las consecuencias de una pandemia, un shock exógeno, y ahora al impacto de una guerra con un impacto global. Ese es el marco en el que trabaja el BCE».