El Teatro del Mercado cierra con esta obra su vigésimo segunda temporada
La lucha contra el olvido y el abandono del lugar de procedencia, tanto de los que se van como de los que se quedan, es la propuesta que hace el grupo Los Guajiro, formado por el turiasonense Jorge Martínez y el cubano Roberto del Pino, con su obra Tierra. El Teatro del Mercado de Zaragoza cerrará su vigésimo segunda temporada mañana y el sábado con este espectáculo poético-teatral en unión con lo musical.
Martínez (cantante de grupo Despierta McFly) definió esta obra como «poesía, teatro, canción y lirismo contra el olvido» en la que realizan una fusión hispano-cubana, nacionalidades a las que pertenecen los seis protagonistas. El gerente del Patronato Municipal de las Artes Escénicas y de la Imagen, José María Turmo, junto con los protagonistas, presentó este espectáculo poético-musical que «no es fácil, pero es diferente y delicado».
Del cierre de temporada, Turmo destacó que «prácticamente todo lo que se ha programado en el Teatro del Mercado ha funcionado muy bien». Martínez subrayó que en la elaboración del guion teatral han apostado por «la poesía de un lado y otro del océano» en un grupo que está unido por «nuestro amor por la tierra, el campo y honrar a nuestros ancestros». «La obra habla de la despoblación, de la gente que se marcha de un lugar a otro, pero también del que se queda y en la que los cinco protagonistas son los últimos habitantes de un pueblo vacío sin una localización concreta», explicó.
Tierra es una obra de teatro donde Los Guajiro están tocando en la Plaza Mayor de un pueblo sin nombre, casi vacío, en el que representan a los últimos moradores. Allí permanecen unidos como la orquesta del Titanic, en la lucha contra la soledad y el abandono, para reivindicar lo aprendido de los ancestros y la resistencia de los pocos habitantes que todavía habitan los pueblos pequeños. El protagonismo se lo reparten con la aparición de dos antepasados, que son el actor santiaguero Justo Salas y la zaragozana emigrada a París Marta Domingo con los que interactúan durante los alrededor de 80 minutos de espectáculo.
Justo Salas aseguró que en la obra son los transmisores de la energía de los ancestros, «un abuelo cubano y una abuela española», a la vez que lamentó el abandono en la que están quedando muchos lugares. «Aquí porque la gente se va del campo a la ciudad y los cubanos porque se van donde pueden», indicó.