15 al 16 de junio de 1938 cruzó la frontera francesa el último resistente de ‘la 43’
por antiguos muretes de sillar humano. El rumbo lo indica un pequeño ibonet que a estas fechas está conquistado por el ganado trashumante.
Alcanzado un espacio más cómodo, de hierba, donde es fácil atrochar, se llega a la Cabaña de Barrosa junto al torrente que destrepa de los últimos neveros del Rubinyera. Tras cruzar el cauce, se aligera la zancada junto al caudal rugiendo en badinas y pequeños saltos.
El sendero engorda en pista, siempre a la izquierda, entre un bosque acogedor tras las horas de solana. Un canal que nutre la central eléctrica y los restos de las construcciones que transportaban las mineras desde los yacimientos de Liena en Chisagües hacia Francia indican la que fue industria de este valle desde tiempos medievales y que ahora unos afamados espeleólogos del Sobrarbe quieren recuperar en patrimonio para todos.
Aquí se llega al pequeño aparcamiento junto a la carretera donde, si se llevan dos coches, terminará el día, y si no se deberá desgastar la suela de la bota con el alquitrán durante los tres kilómetros que restan hasta la entrada del túnel de Bielsa.