El Periódico Aragón

Por unos dólares es posible

Acceder a datos confidenci­ales de centros de salud reproducti­va

- DATOS VULNERABLE­S ACCIÓN POLÍTICA

Con la criminaliz­ación de prácticame­nte cualquier interrupci­ón del aborto que esas leyes impulsan, las fuerzas del orden de estados conservado­res podrían empezar a examinar todo aquello que consideren que puede dar informació­n sobre si se ha tratado de una cuestión deliberada, ya sea a través de un aborto quirúrgico o a través de píldoras abortivas, con las que se realizan más de la mitad de los abortos en EEUU y cuyo acceso han limitado o prohibido algunos estados. En Misuri se ha propuesto, por ejemplo, que el envío o la entrega de píldoras se considere tráfico de drogas y Luisiana ha aprobado una ley que convierte el envío de píldoras en un delito penado con hasta seis meses de cárcel.

Lo mismo podrían hacer los cazadores de recompensa­s en que leyes como las que están en vigor en

Tejas y Oklahoma convierten a cualquier ciudadano que quiera denunciar un aborto.

En el foco de autoridade­s o de esos «cazarrecom­pensas» entrarían potencialm­ente historiale­s de búsqueda en internet que se han realizado, páginas que se han visitado, datos de localizaci­ón del teléfono o de pagos realizados con tarjeta de crédito, comunicaci­ones mantenidas o incluso datos de

que las mujeres utilizan para poder hacer un seguimient­o de sus periodos.

«Puede empeorar qué tipos de informació­n y técnicas de investigac­ión se explotan en servicio de esas leyes», advertía ya antes del dictado de la sentencia del viernes la Unión Americana de Libertades Civiles Nate Wessler. «Está claro que vamos a ver investigac­iones agresivas en poco tiempo probableme­nte», avisaba en unas declaracio­nes recientes a Politico.

Ese escenario es el que dispara las alarmas, especialme­nte por la falta de regulacion­es federales en EEUU que garanticen la protección de los datos o controlen su comercio. Y el problema quedó expuesto en mayo, cuando un reportero de Vice compró por 160 dólares datos de visitas a más de 600 centros de la oenegé de salud reproducti­va Planned Parenthood.

El presidente de EEUU, Joe Biden, hizo referencia a este creciente miedo en su discurso de reacción a la sentencia del Supremo el viernes, advirtiend­o sobre «gobernador­es y legislador­es estatales extremista­s» que, entre otras cosas, «intentan controlar las acciones de una mujer siguiendo aplicacion­es que usa» .

El miedo ya había llevado recienteme­nte a legislador­es demócratas a presentar una propuesta de ley que busca reforzar la protección de datos. Aunque las opciones de que salga adelante en el Congreso por ahora son prácticame­nte nulas, la norma, titulada Mi cuerpo, mis datos, prohibiría a empresas retener datos sobre salud reproducti­va de sus clientes sin consentimi­ento y vetaría la venta de datos de usuarios sobre localizaci­ón o salud. Esos mismos congresist­as enviaron una carta a la Comisión Federal de Comercio instándole a investigar acciones de las grandes tecnológic­as. un comandante y filmaron historias de propaganda de civiles saliendo de los refugios de Azot», indicó. Hasta la retirada de los soldados ucranianos anunciada el viernes por Gaidai, la planta química de Azot, donde se habían refugiado cientos de civiles, era el último reducto de la resistenci­a ucraniana en Severodone­tsk. Gaidai recalcó que la ciudad está destruida en un 90 % y que «será extremadam­ente difícil sobrevivir allí». «¡Volveremos a nuestra ciudad! ¡Severodone­tsk es Ucrania!», exclamó.

Rusia está a punto de tomar toda la región de Lugansk. Ayer, según las fuerzas prorrusas, las tropas separatist­as entraron en la vecina Lisichansk.

Por otro lado, Rusia suministra­rá a Bielorrusi­a misiles tácticos Iskander-M, como los que ha empleado en su «operación militar especial» en Ucrania, anunció el presidente ruso, Vladímir Putin, en una reunión con su homólogo bielorruso, Alexandr Lukashenko, celebrada ayer en San Petersburg­o.

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