Candidatura cancelada
Miguel Bretón Vallejo
Zaragoza
El Comité Olímpico Español (COE) ha anulado la candidatura conjunta de Aragón y Cataluña para organizar los Juegos de Invierno 2030. Dicha decisión la comunicará, lógicamente, al Comité Olímpico Internacional (COI).
Decía Pierre de Coubertin, organizador de las primeras Olimpiadas de la era moderna, en 1896, que «lo importante es participar». Cierto. Pero ningún proyecto o problema colectivo puede enfrentarse sin un diálogo honesto y sincero, no interesado. Ignoro la parte de responsabilidad que incumbe a Aragón y Cataluña en ésta derrota injusta olímpica compartida por ambos. Pero nuestro vecino del este lleva mostrando, desde hace años, cierta animadversión a esta tierra aragonesa.
No es fácil dialogar cuando las partes no aceptan, como primer paso, que el otro no es un enemigo al que hay que derrotar –y meveo nos aún en el deporte– sino un compañero de mesa con el que compartir el «convite de las ideas», aceptando la parte de razón que pueda tener, a costa de sacrificar parte de la nuestra. Nadie es más que nadie.
Cataluña tiene más poder económico que Aragón, pero en el tema fracasado de la nieve no nos aventajan, entre otras cosas, porque nuestra estación de esquí de Formigal es la más grande de España. La candidatura conjunta tenía, entre sus objetivos, realzar la Marca España, como forma de fortalecer nuestra economía nacional. Pero como parece que a muchos catalanes, no a todos, claro, les da sarpullidos escuchar el nombre de nuestro país, que, hoy por hoy, también es suyo, propongo que Cataluña se borre de toda competición donde haya españoles (nos harían un gran favor, eliminando de cuajo la gran rivalidad futbolística entre Barça y Real Madrid, dejando vía libre a los blancos de la capital para seguir ganando Ligas y otros trofeos nacionales). Que lejos quedan aquellos Juegos Olímpicos de Barcelona
1992 –si, digo bien, Barcelona– en los que despegó con fuerza el deporte español, creando grandes campeones como el catalán Pau Gasol, el pentacampeón Navarro Miguel Induráin y el mejor deportista español de la Historia, el balear Rafa Nadal. Juntos lo hubiéramos hecho muy bien. La unión hace la fuerza, pero no debe hacerse por la fuerza. Siempre será más positivo y rentable hablar que rechazar. Y termino con una mítica canción del gran aragonés que fue Labordeta, que reza así: «Y entre todos hay que levantar, hay que levantar, hay que levantar...».