‘Los pensionistas devorando a sus hijos’
Sin solidaridad intergeneracional es una utopía construir un proyecto colectivo de futuro
El pasado 2 de junio, El País publicó el artículo de Estefanía Molina Los pensionistas devorando a sus hijos, cual si fuéramos el dios Saturno. Tras leerlo y reflexionarlo varias veces, me ha producido una profunda inquietud e indignación.
La idea básica según sus palabras: «El debate de las pensiones esconde en el fondo que el paradigma de la solidaridad intergeneracional ha reventado». Yo no sé si es consciente de la gravedad de estas palabras, porque una sociedad para que funcione adecuadamente necesita un sentimiento generalizado de confianza entre sus miembros. Gracias a esta confianza recíproca los trabajadores de hoy contribuyen al sostenimiento de las pensiones actuales, como unos lo hicieron antes y otros lo harán en el futuro. Ello presupone una solidaridad intergeneracional. Sin ella es una utopía el construir un proyecto colectivo de futuro. ¿Tiene datos empíricos para emitir tal juicio?
Más adelante Estefanía afirma: «La prueba es la facilidad lógica con que muchos jóvenes asumen ya sin complejos que es un despropósito la indexación de todas las pensiones a un IPC desbocado. Ellos, tan precarios, saben de sobra que no es lo mismo sobrevivir con la pensión mínima que cobrar la más alta. Los recelos se agravan al entender que ese gasto se cargará sobre sus hombros a largo plazo y lamentar que sueldos bajos tengan que sufragar el electoralismo político». Vamos a ver. La precariedad laboral de los jóvenes no tiene nada que ver con las pensiones y su indexación con el IPC. En todo caso, se debe al sistema neoliberal, que ha desvalorizado el trabajo, de lo que se benefician los empresarios en general. Lo que queremos los jubilados es que los jóvenes tengan trabajos dignos por solidaridad y también porque son la mejor garantía de las pensiones actuales y futuras.
Y ya en el cenit de la irresponsabilidad, la periodista para justificar la no indexación: «La evidencia es que muchos de los jubilados del escalafón pudiente tienen hoy la casa pagada. Su necesidad de rentas quizás no es tan elevada». Es el mismo discurso del anterior gobernador del Banco de España, Luis María Linde, cuando señaló: «Un alto porcentaje de jubilados españoles tienen casa en propiedad, un factor importante a la hora de valorar las pensiones reales y netas que no se suele considerar cuando se habla de las rentas que perciben. Ya que no es lo mismo pagar 500 euros de alquiler que 100 de gastos de comunidad». Vamos a ver. Ignoran ambos que la vivienda la tenemos gracias al sacrificio y al trabajo de muchos años. No nos ha tocado en una tómbola.
Sigue con más despropósitos: «Lo cierto es que el dinero que vaya a pensiones sí supone una renuncia a otras prioridades que también son políticas». Obviamente, que se podría de las pensiones retirar una cantidad y dedicarla a otras prioridades. Ignoro a cuáles se refiere, no obstante, se podrían cubrir con una política fiscal más progresiva y persiguiendo el fraude fiscal.
Malos tiempos en los que hay que demostrar lo obvio. Los jubilados actuales cobramos una pensión, porque a lo largo de nuestra vida laboral hicimos unas cotizaciones –las establecidas por ley– de acuerdo con un sistema de reparto. Por tanto, no es un privilegio, es un derecho. Y si no llegan las cotizaciones actuales a la Seguridad Social para cubrir el pago de las pensiones, pues el déficit lo deberían asumir los presupuestos generales del Estado vía impuestos. Ya se hace en Francia.
Por otra parte, hay otra obviedad desapercibida para muchos despistados y malintencionados. Los jubilados contribuimos con nuestro consumo a la actividad económica, además de pagar impuestos como los demás ciudadanos: IVA, sucesiones, el IRPF de su pensión...
Muchos jubilados no estamos pasivos. Llevamos a cabo labores claves. Una de ellas, el cuidado de nuestros nietos. En España, un 55% de los abuelos lo hace regularmente y el 30% diariamente. Desde llevarlos y recogerlos al colegio, darles de comer, acompañarlos a las actividades deportivas, cuidarlos cuando están enfermos, etc. Mientras escribo estas líneas observo como un matrimonio de abuelos cuidan a 4 nietos en la piscina. No es descabellado afirmar que si los abuelos nos declarásemos en huelga se paralizaba el país. Estamos realizado un trabajo de cuidados, que si se contabilizase en el PIB supondría un porcentaje importante.
Tener acceso a los abuelos como proveedores de cuidado de los niños beneficia a las mujeres y a los hombres, ya que aumenta la probabilidad de tener un trabajo a tiempo completo o a tiempo parcial y la de tener hijos. Por ello, los abuelos contribuimos tanto al aumento de la población activa como a su rejuvenecimiento por el incremento de la natalidad. Y, por último, un porcentaje no pequeño de las pensiones sirve para ayudar a los hijos parados o con trabajos precarios.
El artículo de Estefanía, así como las palabras del gobernador de España, encajan perfectamente dentro del sistema neoliberal. Las élites diseñan un discurso basado en fracturar y enfrentar a distintos sectores de la sociedad. Si la población está enfocada, no en lo que hacen el gobierno y las élites, sino en determinados grupos, como los parados, los jóvenes, los jubilados o los inmigrantes, que se convierten en chivos expiatorios de nuestros problemas, entonces los poderosos tienen más libertad para conseguir sus objetivos.
*Profesor de Instituto
Las élites diseñan un discurso basado en fracturar y enfrentar a distintos sectores de la sociedad. Así tienen más libertad para conseguir sus objetivos